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LA CAÍDA DE LOS DIOSES

 

 

 

 

 

UN MAESTRO IRREPETIBLE PARA LA HISTORIA DEL CINE

 

 

 

 

Estamos en Febrero de 1933. Son los últimos estertores del viejo régimen aristócrata, de una Alemania prusiana, disciplinada y virtuosa. Se nos introduce en las pasiones de la industria familiar del acero con imágenes de una fundidora que nos recuerda las fuerzas del interior de un volcán en erupción, o quizá de sangre vertida con pasión violenta, en una secuencia de arranque en el film de forma simbólica y acompañando a los títulos de crédito. Después, las escenas se suceden envueltas en tétricos claroscuros o iluminaciones totalmente irreales que envuelven a los personajes en chorros de luz rojos y verdes que me recuerdan otras puestas en escena de Visconti. En efecto, no estamos ante una saga épica canónica, sino en una saga deshumanizada. Las interpretaciones son extraordinarias y en ocasiones alcanza el paroxismo, los diálogos totalmente literarios y las libertades livinidosas campan a sus anchas en esta obra de culto, que es un compendio de obsesiones personales y un claro espejo donde se representa fielmente un periodo histórico. La intención de Visconti era precisamente esa; dejar claro que para entender la Historia debemos alejarnos de la objetividad y jugar con los simbolismos y las metáforas más salvajes e íntimas, para dar a entender un significado profundo. Esta perversión u obsesión sexual es otro de los temas que atraviesan las películas de esta “trilogía alemana”. Uno de ellos, el más sangrante quizá, es la pederastia, aunque ciertamente tratada de modo muy distinto. Si bien en Götterdämmerung es un signo de decadencia, maldad y locura, en Muerte en Venecia es más bien una enfermedad lírica, un mal inevitable, un envenenamiento de belleza absoluta que, siempre que sea reprimido por el enfermo, despierta más lástima que rechazo absoluto. En Götterdämmerung nada es reprimido, y la pasión de Gustav von Aschenbach por la belleza ideal se ve reemplazada en Martín Essenbeck, un magnifico Helmut Berger con el instinto depredador de un degenerado. Martín es el heredero y accionista mayoritario de Essenbeck Stahlwerk. La compañía vende armas a las SS y al ejército, si bien el conflicto entre ambas facciones influirá en el devenir de los acontecimientos posteriores. Algo que pasa sutilmente el maestro, pero que es un hecho histórico realmente depravado y es que Krupp, personaje en que está basada la película, durante el nazismo, formó parte del aparato del Holocausto, al utilizar en sus cadenas de producción mano de obra judía proveniente de los campos de concentración, a quienes se aplicaba el principio de exterminación por trabajo, es decir, trabajar hasta caer muerto... Krupp tuvo cientos de causas judiciales pendientes por aquella autentica bestialidad.

 

 

Ambiciosa producción, diferente y certera, que dirige una mirada hacia la autodestrucción de una poderosísima familia, inspirada en los Krupp y, al mismo tiempo, hacia la autodestrucción de Alemania, en los inicios de la asunción del poder absoluto por parte de Hitler, entre el incendio del Reichstag y la purga y destrucción de las milicias de las SA en la “noche de los cuchillos largos”. Seguramente se trate de la mejor película jamás realizada para entender la realidad del nazismo, no estoy hablando de las causas, sino de la verdadera cara del monstruo. Si el “El juicio de Nuremberg” y “La lista de Schindler” son películas, bajo un prisma norteamericano, para entender las consecuencias destructivas del nazismo, “La caída de los Dioses” es una visión europea de la realidad nazi, de su ascenso, de su ideología y mentalidad. En ese sentido, es más clara, más sugestiva, aunque menos grandilocuente e igual de impresionante. Se trata además, en su trama familiar, en esta personal versión del maestro italiano. Todo el desarrollo argumental shakesperiano acumula demasiadas sensaciones y personajes, como dotando de un mayor protagonismo a la trama familiar que la política aunque esa sensación es engañosa. Su riqueza intelectual se plasma en ocasionales referencias literarias y filosóficas, en verídicas predicciones bélicas, en certeras interpretaciones de hechos como la quema del Reichstag, del rearme alemán y de la molesta presencia, para el régimen y el ejército, de sus socios de las SA... que la convierten, según los críticos, en una película digna de ser estudiada... Pero esto es seguramente una característica de Visconti y, debido a su profundidad, pueda ser degustada más perfectamente por un público preparado. Se puede decir que el fondo supera la forma. Técnicamente y como aspecto negativo, el director abusa de ciertos tics al mover la cámara por medio de zooms y con primeros planos. La fotografía es soberbia, con un énfasis casi deforme que domina la película, simbolizando acertadamente el ambiente de refinamiento elitista, depravado, orgiástico, malsano, decadente y cercano al carácter del romanticismo decimonónico de la alta sociedad alemana durante el nazismo.

 

 

Se nos presentan a los personajes en la fiesta de cumpleaños del tío Konstantin y desde entonces se suceden los acontecimientos luctuosos. El acierto del director radicó en aunar esta parte con el contexto de los hechos de la política alemana. De ese modo tenemos diferentes personajes de aquella Alemania: el tío Konstantin Eisenbeck, anciano hermano del fundador de la empresa (muerto en la IGM) tradicional, desprecia a Hitler, como gran parte de la aristocracia pero práctico, será asesinado. El heredero Martín, un personaje fundamental, de su enfermiza homosexualidad se derivan una serie de perversiones sexuales (atracción sexual y odio/pasión por su madre, cual Edipo, e irrefrenable pedofilia que domina su existencia, el director le presenta, sin ambages, patéticamente travestido en el cumpleaños de su tío con su madre riéndose malévolamente al fondo y se van incontrolando según va adquiriendo importancia en la lucha político-familiar por la empresa; incapaz políticamente, su conversión al nazismo será natural, convirtiéndose en el perfecto candidato para el régimen nazi. Joachim, nazi convencido, perteneciente a las SA, será nombrado director por Eisenbeck por su cercanía al régimen, será asesinado. Frederik es un ambicioso y torturado técnico amante de Sophie, que con un carácter autodestructivo apoyará y dirigirá el ascenso de aquél hacia la dirección de la empresa, a través de los asesinatos de Konstantine y de Joachim , y con la complicidad del partido, en principio. Herbert, representativo de la antigua Alemania de Weimar, consciente de la naturaleza nazi, su vehemente oposición a Hitler le obligará a dejar la empresa, tendrá que huir para acabar entregándose para intentar salvar a su mujer e hijas, sin suerte. Y finalmente llegamos al encantadoramente cínico Aschenbach, primo de la familia y alto cargo del partido nazi será quien sujete inteligentemente los hilos de los demás miembros de la familia y quien irá gestando los sucesivos pasos para que finalmente el todopoderoso partido nazi se hace con la siderurgia Eisenbeck, a través del patológicamente débil Martín. Lo mejor de la película son escenas tan plásticas, operísticas y verosímiles como la celebración-orgía (otra vez como un silenciado sello diferencial del nazismo) de las SA y la posterior masacre; la quema de libros en la universidad; el tremebundo y heideggeriano aprovechamiento por parte de Aschenbach, del odio de Gunther por el asesinato de su padre; las escenas en la siderurgia, con la que se inicia y acaba la obra; la boda final de Sophie  y Berger, cual decadente pantomima, así como su posterior suicidio bajo la perturbada mirada de Martín.

 

 

 

El director nos presenta a los personajes, seres codiciosos, ávidos de poder, para ello utilizando el método que sea, con tal de escalar socialmente. Una cruel locura, producida por la fiebre de poder, que Visconti hace en paralelo como auge de una de las corrientes mas infames de los últimos siglos. El director se aproxima a esas ideas y desnuda como era el régimen nazi. Este no es un filme sobre invasiones con el afán de extender un imperio prepotente. Tampoco trata sobre el secuestro de hombres, mujeres, niños y ancianos, cuyo único pecado era ser judíos, negros u homosexuales. No alude a los campos de concentración donde se sometía a los prisioneros a todo tipo de torturas. Y no vemos las infames duchas de gas donde se acababa con sus vidas sin compasión alguna. Ni siquiera habrá lugar para contemplar las horripilantes y dolorosas fosas comunes, donde cientos de cadáveres de seres humanos, lenta y tortuosamente consumidos, eran apilonados como si de animales se tratara. Pero, Luchino Visconti, sentía que faltaba un tema por explorar y este era el ser interior de una familia amante del nazismo. Para el director italiano, sondear en la intimidad de sus personajes fue siempre más importante que los mismos hechos que ejecutaban, porque era allí donde se les conocía mejor y donde podían ser sacadas a la luz las causas primigenias de sus inclinaciones. Esto es psicología pura, y en tal sentido, la labor de Visconti resulta encomiable. También los nazis tuvieron motivaciones, traumatismos, ausencias afectivas, y malas influencias paternas y sociales, que los animaron a ser lo que fueron y a hacer lo que hicieron. No nacieron siendo mala semilla y no odiaban por odiar…Visconti, un hombre culto que supo anteponer al Ser en el corazón de sus historias, se propuso desnudar, sin aspavientos y sin reservas, los vacíos afectivos y los necios paradigmas sobre los que estaba asentada la típica familia nacionalsocialista. Los personajes son puntuales: el empresario dispuesto a cualquier falsedad y adulación para llevarse cómodamente con quienes detenten el poder; el relegado “brillante” con afán de poseerlo todo; la mujer sin escrúpulos que se olvidó de ejercer su papel de madre; el hijo con nobles aspiraciones al que se quiere retener, a toda costa, en la maquinaria familiar… y el joven incestuoso, para quien el nazismo es una feliz oportunidad de desahogo de todo el odio que tiene dentro.

 

 

 

Hay un efectivo panorama, suficientemente explícito y bien delineado, que nos permite comprender que no hay gratuidad en el surgimiento y consolidación de uno de los más horrendos movimientos políticos que ha generado la historia humana. Por eso, no hay un solo personaje al que podamos apreciar con otro sentimiento que consideración, porque duele ver como los falsos valores del poder y el dinero se propagan cuales dioses, y el amor y el respeto por toda vida, se dejan de lado como si se tratase de bagatelas. Todo el desarrollo argumental shakesperiano acumula demasiadas sensaciones y personajes, como dotando de un mayor protagonismo a la trama familiar que la política, aunque esa sensación es engañosa. Su riqueza intelectual se plasma en ocasionales referencias literarias y filosóficas, en verídicas predicciones bélicas, en certeras interpretaciones de hechos como la quema del Reichstag, del rearme alemán y de la molesta presencia, para el régimen y el ejército... que la convierten, según los críticos, en una película digna de ser estudiada. Pero es la característica de Visconti y, debido a su profundidad, pueda ser degustada más perfectamente por un público preparado. Se puede decir que el fondo supera la forma. Técnicamente el director disfruta plasmando el movimiento de la cámara y con algunos primeros planos de plasticidad magnifica. La fotografía, como el film tiende a ser enfermiza, con un énfasis casi deforme que domina la película, simbolizando acertadamente el ambiente de refinamiento elitista, directo, orgiástico, metafórico y cercano al verdadero carácter del romanticismo decimonónico de la alta sociedad alemana durante el nazismo. Visconti intentó retratar el cambio de una sociedad tradicional  hacia el modelo rompedor del nazismo que supuso el final de los valores, (según palabras del propio Hitler, citadas en el film). Evidentemente, el final de estos valores implica el surgimiento de toda una serie de perversiones morales que desfilarán en pantalla ante nuestros ojos como signos de un nuevo desorden en el ser humano a nivel no sólo político, sino mucho más profundo. En efecto, la palabra Götterdämmerung es una voz alemana que proviene del nórdico Ragnarök, la mitológica profecía de una guerra entre los dioses que traerá el fin del mundo. Esta ‘guerra de dioses’ no es, ni más ni menos, que las luchas internas en la familia Essenbeck por el poder y el control del imperio metalúrgico, la entrega al régimen nazi para conservar la hegemonía, y los conflictos entre liberales y nacionalsocialistas para el control de la nación. LA CAÍDA DE LOS DIOSES, era la favorita de Rainer Werner Fassbinder, dijo que Götterdämmerung era al cine lo que Shakespeare a la literatura.

 

 

Helmut Berger, Dirk Bogarde e Ingrid Thulin son con distancia los pesos de este prodigio cinematográfico. Helmut ha demostrado en LUDWIG y CONFIDENCIAS, ser un actor capaz de dejarnos con la boca abierta, por sus registros, su atractivo, y esa maldad que despide su mirada. Visconti le conocía muy bien, y supo sacar lo mejor, cosa que no sucedió con otros directores con los que el actor trabajó. Berger es y ha sido un pilar en la obra del maestro, como le sucede a Bogarde en su irrepetible actuación de MUERTE EN VENECIA, que sin apenas gran dialogo, nos abre su mente, sus búsquedas y temores de forma celestial. No he conocido un actor que con su forma de mirar a la cámara, por ejemplo en los planos finales de MUERTE EN VENECIA, mientras su maquillaje de va deshaciendo al contemplar el hallazgo de esa belleza tanto tiempo buscada, pueda hacernos sentirnos incómodos en la butaca. La presencia de Ingrid no contiene los adjetivos suficientes, imposible enumerarlos, pero basta con mirarla, con saborear su clase, un estilo moldeado a conciencia en las secuencias del suicidio, para sentir que estamos a pocos metros de un crepúsculo habitado por dioses de verdad. Es todo un placer revisar el film, y un orgasmo inconfesable admitir que forma parte de las mejores películas que he visto en mi vida.

 

 

La escena de violación adquiere tintes absolutamente mitológicos, y la esperpéntica boda que se celebra en el desenlace final, con una Sophie totalmente enloquecida y muerta por dentro, parece una película de terror que, con la imagen final, nos deja congelados por dentro, aterrorizados, conocedores de que el horror no ha hecho más que empezar. y te estremeces. Me recuerda todas las películas de nazis que has visto sobre estas dinastías modernas germanas y sus lazos, más o menos amorosos, con el nazismo. El horror que conlleva esta historia nuestra, esta historia de Europa, Visconti sólo podía contarlo a través de la exageración y el paroxismo. Si no, no hay forma de hacerse la idea de lo que representó en la historia aquel holocausto. LA CAÍDA DE LOS DIOSES, nos lo ofrece en bandeja de plata. En todo el film no abundaban personajes como el depravado y andrógino Martín Essenbeck y tampoco en los círculos elitistas de la Alemania que se preparaba para el nazismo, o si los había, no eran representativos de aquella sociedad. Es cierto que muy pocos industrialistas de aquellos círculos se pinchaban morfina antes de violar a sus madres, o que fuesen asesinos. Es cierto que las SS o los “camisas pardas”, eran matones de barrio venidos a más, y no un conglomerado de homosexuales transformistas que celebraban orgías bacanales allá donde se juntaban, convirtiendo en juegos de niños los libertinajes que vimos en Cabaret o, por qué no, en El Portero de Noche, a la altura de Fellini o Pasolini… orgías a la que se daban como posesos como aquella en la que muchos de sus integrantes fueron masacrados por la Wehrmacht durante la ‘Noche de los Cuchillos Largos’ en la localidad de Bad Wiese,  infame episodio histórico que, evidentemente, ocurrió, al igual que es cierto que el jefe de las SS, Ernst Röhm, era abiertamente homosexual en un contexto en el que la homosexualidad era incompatible con los ideales nazis.

 

 

 LA CAÍDA DE LOS DIOSES refleja tantos puntos, que con el tiempo aún no he conseguido poder unirlos... Es propio de Visconti y de la época, incluso adelantándose a ella, ciertos afectamientos en algunos diálogos y la utilización de su música. También el deseo de ser escandaloso... pero La caída de los dioses sigue contando de forma excelsa la evolución en los años 1933 y 34 de lo que fue el poder del Partido Nazi, y en particular las SS. El preciosismo de Visconti goza aquí de su máximo desenfreno en las cenas del castillo  y en el papel que protagoniza Berger, personaje tratado como venganza personal de Visconti hacia el nazismo. La última parte de la película acrecienta su "realismo", dentro de la macabra historia y se introduce en una especie de nube alucinógena; donde yo encuentro aciertos al ser surrealismo una metáfora de la locura sin tasa del propio nazismo, como ocurre por ejemplo en el final de Lope de Aguirre de Herzog o en Apocalypse Now. En suma, Visconti nos presenta una historia necesaria contada con tintes shakespearianos;, pero ¿Shakespeare habría perdido la ocasión de contar la degenerada lucha por el poder supremo del "hombre nuevo" alemán?,,,Tal vez nó, o al vez no se atrevió. Aquí tenemos un muy buen ejemplo de lo que significaba en ciertos términos la militancia política en los años 60 y 70 en un país tan convulso como Italia. Luchino Visconti, gran cineasta e intelectual de izquierdas, amante de la ópera y personaje público controvertido parecía el director perfecto para realizar LA CAÍDA DE LOS DIOSES, sin embargo siendo una gran obra total, vuelan determinados aspectos que la convierten en una película ambigua, que parece alejada del compromiso de su director. Y es que "La caída de los dioses " se tiende a si misma su propia trampa, y acaba haciendo una tremebunda apología de lo que parece querer criticar, no se muy bien si aposta por conseguir esa critica, que para mi lo consigue sobradamente, alzándose como otra mas de sus obras maestras; Muerte en Venecia, El gatopardo o El inocente. Queda no obstante su gran belleza plástica, de fuerte personalidad e imbuida de un hálito morboso turbador y decadente que hacen de su visión un placer evidente y desazonador. Magnífico film condensado en un argumento de connotaciones cercanas a la tragedia griega, reforzado por un reparto infalible que dota de veracidad una ficción que se desarrolla en un entorno histórico y verídico: el antes y el después de la purga que Hitler hizo contra la SS, una organización paramilitar que se interponía en los planes del dictador, aniquilando a decenas de miembros en la llamada "noche de los cuchillos largos".

 

 

 

Visconti desgrana, ahondando en la psicología de cada uno de los individuos que componen el núcleo de la familia, el partido que deben tomar con el fin de subsistir en una época incierta y de esta forma contamos con rechazo abierto al nuevo status social del país, Herbert Thallman y su familia, el papel de su mujer es interpretado por una guapísima Charlotte Rampling, el aprovechamiento de las oportunidades ante un vacío al frente de la empresa, como el sucio oficial de las SS Konstantin Von Essenbeck, en contraposición de su hijo, el plácido estudiante Günther, las luchas de poder y maquinaciones en la sombra, como Sophie y su pareja Frederick Bruckmann, interpretado por Dirk Bogarde, la inconsciencia del poder heredado. Martín, hijo de Sophie y máximo accionista de la empresa y la personificación del nuevo régimen con la figura del inquietante y amenazador oficial de las SS, Aschenbach. El estudio psicológico de los personajes es excelente y se crea un ambiente malsano, fiel reflejo de los tiempos que están por venir, aprovechando dicha situación para emitir una feroz crítica hacia los convencionalismos sociales del nazismo, así como al fanatismo y la subversión de la que fue víctima Alemania en la década de los 30. Como puntos positivos podemos citar las interpretaciones, todas de gran nivel y la puesta en escena de los actores, no en vano, esta obra se ha estrenado en teatros de todo el mundo, destacando Dirk Bogarde, Ingrid Thulin y Helmut Griem. Un nombre a parte se merece Helmut Berger como Martín Von Essenbeck, uno de los grandes villanos de la historia del cine y el reflejo de una personalidad torturada y destrozada, un psicópata en potencia… con escenas memorables como su actuación imitando a Marlene Dietrich en El Ángel Azul, secuencia impagable y brillante que, se convirtió en uno de los iconos universales del cine. En resumen, "La Caída de los Dioses" es un atractivo estudio de personalidades que sirve como vehículo crítico hacia el Nazismo.

 

 

Es la única película del maestro nominada para los Oscar como mejor guión original. Cuando una película critica a los alemanes nazis automáticamente fascina a los americanos. No es tan personal, como MUERTE EN VENECIA o EL INOCENTE, ni por estética, ni argumentalmente, aunque el guión no tiene desperdicio, hay momentos en que no la veo como un film de Visconti, he examinado toda su filmografía, y mi ánimo se ha elevado a cimas impensables.... Todo está con sentido, ninguna secuencia carece de significado, tal vez en LA CAÍDA DE LOS DIOSES, hay esa brutalidad que le ahogaba por no sacar a los cuatro vientos lo que le hacia daño dentro, de ahí nació el film y aunque se aleje de lo típico del director, no estoy hablando de una película cualquiera, estoy refiriéndome a un trozo de historia sangrante que tambalea la creatividad del maestro italiano. “The Damned” narra la vida de una familia y cuando más avanza la trama más esquizoide son sus componentes. Lo que no cuadra es la conexión entre el nazismo y sus vidas, ya que se conectan como piezas independientes, solo Bogarde y Thulin, están implicados en primera persona en los conflictos del régimen. Recomiendo verla porqué así te permite compararla con la obras de Visconti. Cualquiera de sus películas contiene alguna delicia estética, si Visconti fuera un cuadro, sería indudablemente un Monet.. En cambio aquí el lienzo se torna rojo, oscuro y se abre la hipótesis de que Helmut gana a su manipuladora madre, en una metáfora del triunfo del bien sobre el mal.

 

 

En esta desintegración familiar, donde no falta la recreación a la homosexualidad más refinada, en la plasmación fílmica de lo que sería llamado por la historia como “La noche de los cuchillos largos”, hace de la película de Luchino Visconti, un original referente, en el posterior género cinematográfico del nazismo, donde la estética del poder nazi, está reflejada por un erotismo incipiente, cargado de imágenes, donde el sexo forma parte del decorado, practicado individualmente a las vistas del grupo. Otro factor importante de la película es su estética, cuidadísima y ambientada en unos colores oscuros, pero cargados de gran belleza cromática, donde imperan los tonos azules, ocres, verdes y granates, produciendo un contraste pictórico extraordinario. En este sentido, “La caída de los dioses” es la película más trabajada por Visconti en su sentido visual colorista, opuesta firmemente a otra gran película del maestro como es “El Gatopardo”, cuyos tonos son cálidos y claros, ya que de lo que se trata es de situar el “amanecer italiano de 1870″ con la Unificación de Italia por Garibaldi, mientras que en ésta, se define el ocaso, el crepúsculo, el atardecer en suma, que es lo que está presente como verdadero protagonista en todo el film, construyendo una atmósfera visual, donde impera la irrealidad tenebrosa de todo este universo, y donde el dinero, la clase social y el poder, conforman la sangrienta pincelada de muerte y destrucción. En definitiva, La caída de los Dioses es una obra maestra de Luchino Visconti, cuya visión despiadada, corrosiva, amoral y cargada de perversa sexualidad no hay que dejar de ver, o revisarla de vez en cuando, para saber la inmensa categoría de un director que nos ha dado momentos de gloria al cine e interpretaciones fuera de lo común como en MUERTE EN VENECIA, y aquí a un casi celestial y demoníaco Helmut Berger en su mejor momento, aunque para mi su recreación de Luís II de Baviera es algo imposible de calificar, en Luís II,  no podía ser otro y Visconti, conocedor muy íntimamente del hombre y el actor, supo darnos toda una lección de cine…

 

 

 

Para apreciar la perspectiva de interpretación histórica que subyace a la película, es preciso examinarla a la luz de un primer interrogante: los últimos días de Tercer Reich, las decisiones tomadas en el búnker ante el final inminente, ¿revelan aspectos esenciales de este régimen caudillista, o se trata más bien de un momento excepcional, para examinar lo singular de la dictadura basada en el culto al líder?. ¿Qué puntos del debate entre los historiadores sobre el nazismo pueden dirimirse en la historia que muestra la película?. En La caída de los dioses, Visconti refleja este aspecto de la primacía de la política a través de la historia de una familia destruida por la guerra y las relaciones con un régimen que fragmentaba a los poderes económicos en una competencia de todos contra todos. Cuando a finales de la dictadura y represión franquista llegaba a España alguna manifestación homosexual mediante el cine, la literatura o la pintura, los obligatoriamente reprimidos homosexuales españoles se aferraban a esa manifestación, como a un clavo ardiendo esperando que fuera la puerta abierta a sus reivindicaciones, y sobre todo a sus necesidades vitales. Esta película que, como se comprueba hoy día, apenas tiene un contenido explícito homosexual, tuvo que ser como un salvavidas para aquellos que esperaban el día de la “liberación”. Por lo que tengo entendido y he oído, creo no exagerar, y más bien creo que me quedo corto en la expresión de esa necesidad. La irrupción en escena de Helmut Berger caracterizado de Marlene Dietrich, justo cuando se producía un incendio en el Reichstag fascista, fue como un aldabonazo en la puerta de la libertad. Visconti era militante comunista, pero ante todo era un convencido homosexual, por lo que en cualquiera de sus películas hay que tomar como determinante cualquier punto de solidaridad con la homosexualidad. Aquí mismo recomiendo la visualización de toda su filmografía para poder llegar a entender la lucha homosexual por la libertad en tiempos de fascismo. Por otra parte me parece chocante que conociendo la militancia antifascista de Visconti haya realizado la orgía de los SA como si a él le hubiera gustado estar participando en ella, sin una crítica dura. La película no tiene una temática homosexual, salvo la orgía, pero es tan extraordinaria la interpretación de Helmut Berger, que el director le deja desmelenarse.

 

 

 

Helmut Berger fué durante muchos años el amante de Visconti, el maestro conocía a la perfección todo el cuerpo y las reacciones de éste cuando estaba bajo los focos. Creó un extraordinaria actor a su imagen y semejanza, quizás Visconti quería parecerse a él y a Alain Delon, otro de sus pupilos, de ambos como una metamorfosis perfecta, desvió a diferentes papeles a ambos actores. Helmut bordó su Luís II de Baviera y Delon El Gatopardo, siempre ha dicho que sus aportaciones al cine, tanto en La caída de los Dioses, como en Rocco y sus hermanos, son irrepetibles y ahí están pasen los años que pasen, grabados con letras de oro en la filmografía del maestro, que por otra parte, ningún director italiano, quizá Fellini o Pasolini, tocaron ese barroquismo, ni rozando sus famosas chaquetas de lino, compradas en el sur de Italia. Viconti es un maestro absoluto. Yo recomiendo ir viendo nuevamente sus películas. LA CAÍDA DE LOS DIOSES, refleja la primacía de la ideología y la irracionalidad ya no sólo sobre la economía, sino sobre la propia política; el predominio del delirio místico- paranoico- trágico de Hitler sobre cualquier otro instinto de supervivencia. Según el historiador Karl Bracher, una vez le había pedido al arquitecto Speer que dibujara las ruinas de las construcciones nazis para comprobar cómo las vería el mundo. La caída permite ver cómo las técnicas de dominio que habían apuntalado la concentración del poder total en Hitler, acabaron por destruir el último resto de los intereses beneficiados durante el apogeo. La duplicación de organismos, la confusión de autoridad, la selva darwiniana de instituciones, la simbiosis del terror, revertían ahora contra un círculo íntimo. Antes habían supeditado a los aliados conservadores, a la clase dominante alemana y a las fuerzas armadas. Ahora el propio Hitler, según Bracher, acababa por hundirse en una estructura de mando ineficiente debido a la competencia interna que él había cebado para realzar su rol de árbitro. Se hallaba reducido a su propia persona. Hacía tiempo que nadie en Alemania podía protegerlo. Todo esto bordea de forma sublime la triste agonía de unos personajes que atrapados en el lienzo de su propia degradación, terminan de la forma mas cruel, solo los toques perfeccionistas de Visconti hacen que el plano final parezca una obra pictórica de difícil valoración, pero que entra en nuestra retina, entre sombras chinescas, maravillándonos como todo lo que crea el maestro de maestros. 

 

 

 

 

Una anécdota:

 

 la película en los Estados Unidos tuvo la siguiente propaganda:

 

-"Llegó a ser un alto cargo del partido nazi”

 

Decía al pie de la foto, donde Berger está travestido de Marlene Dietrich. Y es muy cierto, tengo que darle la razón a la publicidad que se hizo en EEUU, porque se va descubriendo la psicosis del personaje que interpreta de forma impecable Helmut Berger, que no duda en acostarse con su madre o con una niña judía, mientras le ofrecen un alto cargo nazi para dejar la empresa constructora de acero en manos de Hitler. Todos los miembros de la familia von Essenbeck se comportan como auténticas alimañas, movidos por la lucha por el control de la industria, son como el propio nazismo que va cobrando fuerza en Alemania. A lo largo de la película asistimos a todo tipo de maquinaciones en medio del fanatismo imperante. LA CAÍDA DE LOS DIOSES, se puede calificar en contadas ocasiones como inhumana, por los comportamientos de los personajes. Pienso además que Visconti se detiene a placer en fotografiar a un ambiguo Helmut Berger y en Ingrid Thulin, para el lucimiento visual de la actriz, luciendo todo tipo de joyas y vestimentas. Como en la inmensa mayoría de los trabajos del maestro italiano, la calidad de la fotografía de Armando Nannuzzi y Pasquale de Santis es absolutamente impresionante y ayuda a que uno se sienta interesado en ver hasta dónde pueden llegar estos seres, que tienen dentro muy poco de humanos- ""

  

 

 

 Es una obra maestra sin la menor duda, de culto y de autor. Luchino Visconti plasma con sangre fría el ambiente pre-revolucionario de los camisas nazis antes del advenimiento del poder en 1933. LA CAÍDA DE LOS DIOSES. es una visión cruda de Visconti y además una descarnada época en la que los Krupp, los Thyssen, la BMW, la Mercedes Benz, la Bayer o la Hoechst a través de sus consejos de administración, miraban en otra dirección porque así les convenía a sus intereses económicos. Un film necesario, imprescindible y aleccionador, que como producto cinematográfico ha pasado a convertirse para muchos, en un título a respetar y un hallazgo para los que la vean por primera vez. Yo, como critico de cine e historiador, me siento profundamente honrado en haber podido plasmar a mi modo lo que representó esta película en la brillante trayectoria de Visconti y volver a repetir hasta la saciedad que por solo ver a Helmut Berger, extrayendo de si mismo lo mejor, ya merece la pena sentarse a admirar la película. En las entrevistas que he podido leer de Visconti la idea que quedaba clara antes de hacer la película era que la gente había olvidado lo que había significado el nazismo a finales de los 60 (en Europa, se sobreentiende) de modo que la idea de presentar esos momentos preliminares como algo terrorífico me parece que estaba en la mente del director. Y situarlo en esos momentos iniciales fue todo un acierto. Aunque hoy en día es mas fácil encontrar películas sobre el nazismo documentar ese momento que va desde el incendio del reichstag hasta la noche de los cuchillos largos como aquí no se ha vuelto a repetir.

 

  

ENTREVISTA A LUCHINO VISCONTI.

 

 

- “”La inspiración de La caída de los dioses me vino de Macbeth: y me es imposible no reconocer también las influencias de Thomas Mann, como la escena inicial de la comida. La película tenía como subtítulo "Götterdammerung", como la última jornada de la Tetralogía de Wagner, aunque mi relación con las composiciones de Wagner no pasa de ser "simbólica": al igual que los dioses del Walhalla, porque se autodestruyen por causa de su ambición de poder, así ocurre también en mi película, sobre la industria alemana, me inspiré en los Krupp. El título que me impuso la productora para su distribución en inglés fue The Damned, pero me niego a reconocer este titulo. La cuidadosa reconstrucción de los hechos políticos de la Alemania nazi los llevé a cabo siguiendo al pie de la letra uno de los estudios clásicos en la materia, la Historia del Tercer Reich de William L. Shirer, entonces corresponsal norteamericano en Alemania, y cuyo libro lo tuve de cabecera durante la filmación. Algunos personajes parecen símbolos colectivos de la época: Aschenbach es "las SS", Konstantin, "las SA", el barón es la vieja Alemania que muere el día del incendio del Reichstag... Asimismo, al presenciar el suicidio de Friedrich y Sophie inmediatamente después de su boda, lo rodé asi para que no se pudiera dejar de pensar en Hitler y Eva Braun. Sin embargo, la película me dejó muy tocado, fué un enorme esfuerzo, pero mereció la pena al final.-""

 

 

PREMIOS OBTENIDOS:

 

1970 - Premio de la Academia

Nominación al mejor guión original para Nicola Badalucco , Enrico Medioli y Luchino Visconti

1970 - Cintas de plata

Director de la mejor película a Luchino Visconti

Mejor actor de reparto para Umberto Orsini

Nominación a mejor tema original para Enrico Medioli , Nicola Badalucco y Luchino Visconti

Nominación a Mejor Guión para Enrico Medioli , Nicola Badalucco y Luchino Visconti

Nominación a mejor fotografía en color para Armando Nannuzzi y Pasqualino De Santis

Nominación a mejor escenografía para Vincenzo Del Prato

Nominación mejor vestuario a Piero Tosi

  

Es uno de los frescos mas inquietantes y perfectos del realizador italiano, cuyo nombre pertenece por derecho propio a la historia del cine:

 LUCHINO VISCONTI

 

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