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CHICAGO

 

 

 

 

 

 

 

Antes incluso de ser un musical, Chicago, fue una obra de teatro escrita por una dramaturga Maurine Dallas Watkins. Esta se inspiró en su propia experiencia para escribirla...se estrenó en 1926  y trataba de mujeres acusadas del asesinato de sus amantes. Esta historia tuvo tanto éxito que Fred Ebb y John Kander compraron los derechos para hacer de esta historia el musical de Broadway que conocemos hoy en día. Se trata del mismo musical que Rob Marshall vio con quince años y que le hizo enamorarse de el. Sin embargo, mucho antes que Marshall decidiese dirigir la película, Bob Fosse, coreógrafo del musical original ya se había planteado la posibilidad de grabar una película a partir del musical. Este mismo ya había dirigido grandes películas musicales como Cabaret y Sweet Charity pero nunca llegó a dirigir Chicago. Después de su muerte en 1987, varias producciones pensaban que no se realizaría jamás esta película. En 1994, Martin Richards, quien había hablado con Fosse sobre la idea de hacer una película de Chicago, firmó con Weinstein para grabar el musical. Tardaron siete años en empezar el proyecto ya que crear una película de Chicago no era fácil. No fue hasta que Marshall vino a hablar del proyecto que se empezó realmente a crear la película. Unos años antes del estreno de la película, este se reunió con Miramax para explicarles lo que él haría para convertir Chicago en película. Su idea les gustó y empezaron a buscar un guionista. Marshall nunca había dirigido un musical por lo cual no le resultó fácil adentrarse en ese mundo.  No obstante, en cuanto se sentó con el que iba a ser el futuro guionista, Bill Condon, en seguida se dieron cuenta de que tenían ideas muy parecidas. En seguida se pusieron a trabajar Marshall y Condón... Propusieron diferentes ideas para pasar la historia del escenario a la gran pantalla. Plantearon la idea de que todo se cuente como flashback de Velma y Roxie o que las canciones formen parte del show final de las dos mujeres… Hasta decidir que todo ocurriría en la mente de Roxie Hart. También tuvieron que eliminar gran cantidad de canciones del musical original. La única que grabaron que fue eliminada a continuación fue Class cantada por Velma Kelly y Mama Morton. El paso siguiente, fue encontrar los actores. En seguida propusieron Velma Kelly a Catherine Zeta-Jones, una gran actriz de películas musicales de la época y Billy Flynn a Richard Gere que tuvo que aprender claqué para la escena final. El personaje de Roxie fue más complicado de encontrar. Querían encontrar a la actriz exacta para el papel. Realizaron un casting con diez actrices diferentes en el cual Renée Zellweger vino a mirar. Al acabar el casting le preguntó a Marshall que repitiese los pasos que había enseñado en el casting y se pusieron a bailar. Solo faltaba mostrar que podía cantar cosa que no tardó mucho en hacer. Para Marshall fue una revelación y enseguida quiso trabajar con ella como Roxie. Durante tres meses estuvieron ensayando y creando coreografías. Poco a poco el proyecto de Marshall cogió forma y se rodó la película.. La película fue estrenada en Estados Unidos el 27 de diciembre de 2002. Ganó diversos premios como el Óscar a la mejor película, Globo de Oro a la mejor película, comedia o musical y reparto, también el Premio SAG al mejor reparto.

 

 

 

 

 

ARGUMENTO.-

 

Los personajes centrales de Chicago son Velma Kelly y Roxie Hart, dos delincuentes detenidas por crimen pasional que se encuentran en prisión esperando su juicio juntas en Chicago en los años 20. Velma, una artista de vodevil, y Roxie, una ama de casa, luchan por la fama que les evite la horca. En Chicago, la fama lo es todo, y quien la tenga estará en la cima. Velma Kelly (Catherine Zeta-Jones), una artista de cabaret, llega con retraso una noche al Club Onyx para la función, su hermana no está con ella y decide comenzar su número sola. En un lugar del mismo club, se encuentra entre los espectadores Roxie Hart (Renée Zellweger), una chica con una gran ambición: ser famosa a cualquier precio. Y precisamente por ese motivo, un tal Fred Casely le había prometido una audición en el Onyx a cambio de tener sexo con ella, a lo cual Roxie accede. Esa misma noche, después de que Roxie y Fred dejaran el lugar para irse al departamento de ella, Velma es arrestada por la policía justo a continuación de su representación. Luego de un mes de relaciones sexuales con su amante Fred, Roxie cree que ya es tiempo de que este la presente a uno de sus contactos, para que ella pueda comenzar su carrera como artista. La sorpresa y decepción de Roxie son enormes cuando ella se entera que Fred no tenía contactos en el club, de hecho, Fred había apostado con un trombonista llevarse a Roxie a la cama. Para colmo, Casely decide que no quiere saber más nada con ella y decide cortar toda relación. En medio de la desesperación, Roxie toma un arma que se encontraba guardada en un cajón de un mueble de la habitación y abre fuego sobre Fred, matándolo en el acto.Unas horas más tarde, la policía había llegado y el marido de Roxie, Amos Hart estaba testificando. En ese momento, llega el fiscal Harrison para interrogarlos a ambos. Amos comienza su relato de lo que había pasado: un ladrón se había metido en su casa, mientras su mujer estaba durmiendo. Y justo en ese momento, él llega y le dispara para proteger a su esposa. Harrison, lejos de creerle, le dice que el nombre de la víctima era Fred Casely. Amos se sorprende al saber que la víctima era el vendedor de muebles que le había vendido a él y a Roxie. Entonces Amos se da cuenta de la infidelidad de su mujer, y lleno de ira comienza a decirle a Harrison lo que en verdad pasó. Al escuchar la declaración (ahora la verdadera) de Amos, el fiscal inmediatamente detiene a Roxie y hace que se la lleven a la cárcel del condado de Cook, donde permanecerá detenida hasta su juicio, en el cual Harrison pedirá para ella la pena capital: la horca.Al llegar a la cárcel, Roxie y un grupo de nuevas presidiarias son puestas bajo la custodia de la Matrona "mama" Morton  Está enseguida establece la forma de llevarse bien con ella: la reciprocidad. Morton lleva a Roxie al "Callejón de las asesinas", el pabellón donde como su nombre dice, se encuentran todas las acusadas de asesinato. Es aquí cuando Roxie conoce personalmente a Velma Kelly, quién se enorgullecía por la publicidad que los medios (Redbook Magazine) estaban haciendo sobre su crimen: Velma había asesinado a su hermana y a su marido por una infidelidad, unas horas antes de su último show en el Onyx.

 

 

 

 

Chicago ostenta la distinción de ser uno de los ocho musicales ganadores de un oscar a la mejor película, gloria que comparte con Melodías de Broadway (1929), Un Americano en París (1951), Gigi (1958), West Side Story (1961), My Fair Lady (1964), Sonrisas y Lágrimas (1965) y Oliver (1968). Adaptación cinematográfica de un musical de notable éxito en Broadway creado por Bob Fosse, el autor de éxitos tan notables como "Sweet Charity", "Cabaret" o "All That Jazz", Chicago se distingue por estar ambientada en la era del jazz, los felices años 20, y reflejar las vidas de seres del submundo del hampa, tan mezquinos y deleznables, como encantadores y carismáticos. El trío protagonista está prácticamente insuperable en su interpretación y en sus números musicales, y si bien Catherine Zeta Jones y Richard Gere tenían cierta experiencia en el género, por haber iniciado en él sus carreras artísticas, debe destacarse la maravillosa Renée Zellweger, que se consolida con este papel como una de las actrices más carismáticas y camaleónicas del momento. Los números musicales están rodados al estilo clásico, alternando con sobriedad los números espectaculares con los intimistas, tan del gusto de Fosse, lo que hace este musical mucho más accesible al gran público, que el más delirante y arriesgado "Moulin Rouge" de Baz Lurhmann. Independientemente de la controversia que pueda generar la comparativa entre ambos films, prefiero considerar un regalo, haber podido disfrutar en tan corto periodo de tiempo, del estreno de dos excelentes musicales y desear que el indiscutible éxito de ambos se troque en un renacimiento del género. La puerta que Moulin Rouge abriera el año anterior la aprovechó espléndidamente Rob Marshall rodando la joya llamada Chicago. Más accesible para el público que la producción australiana, y escrita por el gran Bob Fosse para el teatro dos décadas atrás, la película nos sumerge en el mundo de la fama efímera, de la mentira como norma y de la estupidez de los medios de comunicación.

 

 

 

Los números musicales son simplemente magistrales. La fotografía es, una de las diez mejores que he visto en más de tres mil películas. Las actuaciones excelentes. Que Renée Zellweger no diera el tipo no es óbice para bajar nota en un musical como este. Lo compensan sobradamente la Zeta, Gere, la reina negra y el estupendo marido engañado, el gran John C. Reilly, quien realiza una interpretación soberbia. Los decorados y la técnica con la cámara no admiten adjetivos alguno. El maquillaje y el vestuario... El sonido es deliciosamente demoledor. Y me pregunto yo... por qué sólo seis Oscars? La historia de las asesinas es cuando menos compleja. La única mujer inocente (la húngara) es la que en el estupendo número presentación de las seis asesinas que compartirán calabozo con la novata lleva en la mano un pañuelo de seda blanco recalcando su inocencia. Lo que luego ocurre es por todos sabido. Todo el film es una sátira anti-administración y anti-sensacionalismo, y la ácida e irónica crítica que se desprende en toda la proyección del Chicago años 20, bien puede ajustarse a los tiempos de hoy en día, dónde cualquier meapilas, puede llegar a matar para salir cinco minutos en cualquier reality. Si todo ello lo aderezamos con unos números musicales de quitarse el sombrero como el protagonizado en la sala del juicio por el sr. Gere, pues nos queda un musical que pasará a la Historia del Cine como uno de los más grandes. Chicago es el ejemplo perfecto de cómo una película puede arrasar en los Oscar sin ser ni de lejos la mejor de su año. ¿De verdad los académicos pensaron que era mejor que Gangs of New york, Las dos torres o Las horas?...Lo mejor: Renee Zellweger y Catherine Zeta- Jones, ambas soberbias. Los suyos serían dos Oscar que yo habría dado al film.

 

 

 

El musical americano como género, hace mucho tiempo que no pasa por su mejor momento, hace 60 años de la renovación estética que Vincent Minnelli realizó con “Un americano en París”, y del dinamismo aportado por Gene Kelly y Stanley Donnen, en “Un día en Nueva York” y la imprescindible, “Cantando bajo la lluvia”, sin olvidar “Melodías de Broadway 1955”, el género no había vuelto a vivir un momento álgido de creatividad. Los años sesenta pusieron de manifiesto el agotamiento de la fórmula clásica del musical, sólo animadas por excepcionales aportaciones, curiosamente de cineastas que no solían cultivar el género: Robert Wise, “West side story”, “Sonrisas y lágrimas”; George Cukor, “My fair lady”. La década de los 70 supuso, la muerte del musical en su acepción más clásica, y el género pasó a convertirse en una reliquia cultural, sólo apta para experimentar durante las siguientes décadas, algunas veces con acierto, “Cabaret” de Bob Fosse, otras fueron productos infumables. Lo mejor de “Chicago” de Rob Marshall es su honestidad, no pretende como suele decirse hoy en día, “reinventar” el musical, sino pura y simplemente recoger una ilustre herencia y ponerla cuidadosamente al día, siendo consciente que el público actual ya no es el que veía hace 60 años los musicales de Minnelli y Donnen. Tampoco alardea de falsa modernidad, sino que se limita a trasladar a la pantalla una obra musical previamente representada en los escenarios de medio mundo, sin olvidar a la persona que lo estrenó en Broadway, el fallecido bailarín y coreógrafo Bob Fosse. Marshall ha sabido tomar el original y adaptarlo al lenguaje del cine, sin traicionar por ello ni la esencia del montaje teatral ni sus posibilidades fílmicas. De este modo “Chicago” se erige en uno de los mejores exponentes de una tendencia formada por películas que toman elementos teatrales para transformarlo en algo puramente cinematográfico. El film respeta la trama del original e incluye la práctica totalidad de sus canciones y números musicales, conservando el mismo sentido dramático y narrativo. Como adaptación a la pantalla del “Chicago” de Bob Fosse, la película sabe transmitir la ironía, el dinamismo y el sentido del humor del original que satisfará a todos los cinéfilos nostálgicos del musical clásico, entre los que me encuentro. Este excelente espectáculo no es ajeno a la estupenda labor de su interpretes, desde una Catherine Zeta-Jones llena de desparpajo hasta una Renée Zelweger con soltura y simpatía, sin olvidar a Richard Gere, que da la sorpresa con su más que aceptable pericia para los números musicales. El montaje paralelo se erige en la principal figura de estilo, expresando la dicotomía entre pensamientos y acciones reales de los personajes, entre fantasía y realidad. El film es una comedia musical sobre la diferencia entre lo que se dice y lo que se piensa, cuya aparente frivolidad deja entrever en todo momento un poso de amargura y escepticismo.

 

 

Gran show donde sus intérpretes femeninas brillan con luz propia, especialmente Catherine Zeta-Jones, que se convierte en un gigante de la pantalla con cada número que interpreta y, aunque un poco por detrás, Renée Zellweger que va creciendo con su personaje a medida que transcurre la película. Un espectáculo de luces y sombras increíble, mezclando cárcel con cabaret para deleite de los sentidos; con un gran montaje, con un guión inteligente lleno de humor negro y con el mensaje de fondo de que la fama es pan para hoy y hambre para mañana. Gran comienzo con ese espectacular ‘All that jazz’ y gran momento cuando Richard Gere y Renée Zellweger hacen la escena del ventrílocuo. Desde luego, los premios ayudan y mucho a que una obra se encumbre. Rob Marshall montó el aparato con toda la música de Broadway y los trucos que tan bien conoce como artesano para crear una atmósfera de felices años 20 que le permitió arrasar en Estados Unidos. Gracia a ese glamour, la película fue teniendo mejor acogida en las taquillas extranjeras donde estaba pasando en un relativo segundo plano. Con un reparto muy interesante,  "Chicago" adapta el célebre musical, cuya moraleja no deja de ser triste y de rabiosa actualidad, como muy bien han apuntado varios críticos. El inteligente personaje interpretado por Richard Gere podría aparecer cualquier noche, mientras que Renée Zellweger, muy inspirada como una mujer que encuentra el filón de su vida en el asesinato de su amante y estaría a dos pasos de convertirse en una princesa del pueblo. Sin ser ni mucho menos un experto y para nada una persona ducha en el género, algún número musical merece mención aparte, sorprendente la utilización de Queen Latifah como una carismática jefa de prisiones corrupta, mientras que John C.Reilly vuelve a lograr darle dignidad y personalidad a un personaje muy complicado de que no caiga en el patetismo, pero nuevamente, el buen talento de los actores salva todo. Excepcional muestra de musical y comedia, con unos personajes de lo más acertados y que son ejemplo de talento para la interpretación y el baile. El conjunto es sobresaliente. El ritmo es brillante y hace que la historia nos atraiga desde el primer número de Catherine Zeta Jones, además la gran cantidad de números musicales están muy bien montados respecto a la trama principal, ya que añaden mucho sobre los personajes y nos dan una visión satírica de los perfiles de los personajes y del mundillo periodístico, junto con el juicio paralelo que se realiza en la calle. En resumen, una película para disfrutar de principio a fin, lástima que desgraciadamente musicales tan sobresalientes no abunden en nuestros días. Este film fue el evento cinematográfico del año en cuanto a espectacularidad y sofisticación y fue el regreso de los musicales, aquellos hechos magistralmente y con una carga de perfección que salta a la vista.

 

 

"Chicago", es de esos espectáculos grandiosos que merecen ser vistos y disfrutados, todo aquí es perfecto y redondo, nada falla en favor al entretenimiento. Con impecables rubros técnicos, maravillosa banda sonora, una más que fiel adaptación de esos universos de la obra original de teatro y un elenco de infarto de: Reneé Zellweger brilla intensamente y se transforma al igual que su Roxy y hace un despliegue fantástico; Catherine Zeta-Jones se come cada escena que aparece y nos entrega una composición monumental de Velma; Richard Gere está más que cómodo en su rol y se ve que disfrutó muchísimo haciéndolo.Mención aparte merecen Queen Latifah, exuberante y graciosísima y el gran John C. Reilly, quién hace una oda al patetismo y la insignificancia humana de manera magistral. Gran espectáculo, gran film para el deleite y el disfrute genuino de esas grandes producciones hollywoodenses que no escatiman dólares con tal de conseguir el aplauso. Chicago es un peliculón Gran película, sin duda uno de los mejores musicales de la historia, representado en los teatros de todo el mundo, y alabado por crítica y público. Entendí el porqué...Nada de lo que se diga en una crítica es suficiente para alabar esta cinta, ya que nos quedaríamos cortos. A pesar de ello: Impresionantes vestuarios, decorados, la dirección, la música, los pocos efectos especiales, las trabajadas coreografías, la iluminación, los escenarios....Pero lo más sorprendente de la película es, desde mi punto de vista, Catherine Zeta Jones. La mujer a la que todos tomábamos por poco más de una preciosa cara, pues resulta que es mucho más que eso: la señorita baila y canta que da gusto. Con su primera actuación, probablemente el mejor número de la película, ya quedé gratamente sorprendido. Dejando esto a parte, la película tiene una pequeña reprimenda: Richard Gere, que baila bien, el tono que emplea en sus canciones con voz rasgada, no me pareció del todo correcto. Recomiendo esta película para aquellos que no esperen ver un musical ligero, todo lo contrario de lo que es. Poneos gafas de sol, no sea que Catherine os fulmine con una de sus miradas asesinas.....(o tal vez seductoras??)...Que más da, con tal de que nos mire.

 

 

ESPLÉNDIDA.

 

En algunas ocasiones, determinados públicos han comparado esta obra maestra del cine musical con Moulin Rouge. Pues bien, no sólo no hay ningún parecido entre ambas películas, sino que ésta supera con creces la de Nicole Kidman, de la que me permito decir que no destacaría nada, a excepción de Nicole. CHICAGO es, sin duda alguna, la mejor obra de su director, y probablemente también de sus actores.

- Reneé Zelwegger interpreta notablemente su papel de rubia inocentonta que posteriormente trata de comerse el mundo. Richar Gere, como de costumbre, hace su interpretación de galán consiguiendo arrancar más de una sonrisa. Sin embargo, él es uno de los grandes... Catherine Zeta-Jones: rotundamente lo mejor de la película. Desde su primera aparición, " And all that jazz" el público espera de nuevo su aparición en pantalla. Su actuación es espectacular, demuestra que es insustituible. Tiene una asombrosa facilidad para moverse y bailar sobre un escenario, así como para cantar con la voz portentosa que tiene.

 

Es sin duda uno de los mejores musicales de todos los tiempos.

 Imprescindible si eres fan de alguno de los actores o si te gusta el género, pero ante todo si alguna vez te embriagaste saboreando los grandes mitos de los musicales de Minnelli..

 

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