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CINEMA PARADISO
!! No se como empezar, ni como explicar porque me encanta ésta película. Quizá sea porque me siento como un Totó en potencia, un niño perenne que ama el cine y que deseó algún día participar en él. Procuro siempre aportar parte de mis vivencias y mezclarlas con las películas de las cuales escribo... Cinema Paradiso en un poco mi vida, aquellos años de niño, acompañado de mi padre y contemplando embelesado las imágenes de aquellos clásicos, en el cine Doré de Madrid, él se fué, como se le fué a Totó Alfredo, a él le quedaron durante el resto de su vida la figura y enseñanzas de Alfredo....A mí me han cosido con hilo de oro en mente y corazón las palabras de mi padre cuando me explicaba detalles que como niño yo no comprendía. Desde entonces hasta ahora mismo, puedo decir que tuve el mejor profesor. Y al igual que Totó a través de los años todavía danzan los momentos vividos desde la sala de proyección de aquel... !!! Cine Doré !!!. Recuerdo las historias que me contabas, donde siempre era el vencedor, igual que Totó, gracias por enseñarme a ver cine, por inculcarme que con esfuerzo todo se puede. Y por aquellas noches en que dormí en tus brazos antes de que te marcharas de mi vida, y sobre todo por cuidarme aunque estés muy lejos...eres el mejor.!!
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Giuseppe Tornatore plasmó en esta
película sentimientos que cobran vida una y otra vez, proyectándolos en el film.
La música te eleva por la piel de un personaje entrañable, un pueblo acogedor y un cine que hace
soñar a todos sus espectadores, y Cinema Paradiso capta todas esas emociones y
las plasma en una magnífica película realizada a base de latidos de
corazón, las que no se olvidan fácilmente. Es una de mis películas favoritas, un homenaje
espléndido al cine, a los
sentimientos en general y todo ello de la mejor y más hermosa manera
posible.
Un beso en imágenes, es recordar los amores pasados. Tantas y tantas
veces en al sala del cine, emocionado, casi escuchando una respiración a
mi lado, mientras se oían las voces y veíamos las imágenes en la pantalla
grande; en la oscuridad del cine. Y luego tomarle la mano y darle un apasionado
beso, imaginando que yo era el héroe de la película, y que ella me amaba… Esas cosas suceden siempre en el mundo del cine y también en la vida
real. Amor en nuestro templo sagrado… y en Cinema Paradiso.
La película retrata la época de la posguerra en Italia, tras la segunda guerra
mundial. Se corresponde en el tiemo a la posguerra española. Es una
época marcada por la pobreza y las malas condiciones de vida. Ante ello, el cine es el único medio que tienen
para entretener y para abstraerse de problemas. Cuando el protagonista es
un niño, la película se ambienta en la posguerra en un pueblecito italiano. Se
puede relacionar con el hecho que en el 1989 se cumplían 50 años del final de la
segunda guerra mundial y aún quedaban cicatrices en todas las familias europeas.
Por otro lado, tal y como se comenta en varias ocasiones a finales de los
ochenta la industria del cine europeo estuvo en crisis a causa de la televisión
y con la aparición de cadenas privadas. Este aspecto también lo vemos en el film con el hecho de que a medida que el protagonista se va
haciendo mayor la expectación de los habitantes del pueblo ante la proyección de
películas va disminuyendo... el Cinema Paradiso pierde la función que tenía de unión entre todos los personajes del
pueblo. También podemos ver la influencia que tenía la Iglesia en la sociedad de
aquella época, ésta era la encargada de censurar y clasificar las
películas, como de tantas otras cosas, para poder ser vistas por el pueblo, esto
llevó a la
generación de los besos robados. Fué una época marcada por la censura y ésta provocaba en los espectadores una
frustración, al no poder ver las escenas eróticas. Al final de la película, tras
la muerte de Alfredo, este le deja a Totó un video con todas las escenas de
besos aquellos besos robados....!! Secuencia magistral e inolvidable !!.
Todo el pueblo acudía
al cine, reía, lloraba, se emocionaba, se enamoraba, se excitaba… Por otro lado,
al encontrarnos con una cabina y una sala de proyecciones como escenarios
principales, es casi inevitable la referencia a numerosas películas, ya sea a
través de carteles o de las mismas proyecciones e incluso por medio de la
recreación de los diálogos en los juegos del pequeño Totó. Es el caso de
Casablanca, La diligencia, La tierra tiembla, La fiebre del oro, Charlot campeón
de boxeo, En nombre de la ley, Lo que el viento se llevó, Furia, Pompieri di
Viggiù, Arroz amargo, Cadena, Siete novias para siete hermanos, Ulises, Moby
Dick , Obsesión, Y Dios creó a la mujer, entre otras muchas. Todas tienen cierta
relación con la película, ya sea por la situación que está pasando la sociedad,
la vida de Totó, las penurias que en ese momento tienen que pasar las personas
mas desfavorecidas, pero si profundizamos en Ulises, podemos ver que guarda
cierta relación el viaje que realiza Ulises con el viaje que en un futuro Totó
realizará para no volver hasta que pasan 30 años. También se puede apreciar la
semejanza que guardan Penélope con la madre de Totó, ya que ambas esperan
eternamente por ellos, aquí podemos ver que la mujer de la vida de Totó es su
propia madre, mientras que Elena es un personaje ausente, casi sin ningún tipo
de importancia, ya que abandona a Totó para irse con su familia. Cinema Paradiso
es la semblanza de Salvatore , un joven cuyo amor por el cine, su tierra, su
novia y su amigo del alma le inspiran a mejorar como persona. Un paseo bello y
nostálgico por su vida, su infancia, su adolescencia y su madurez...Giuseppe
Tornatore conjugó los sueños de todo cinéfilo, vivir en una fábula donde cada
caída signifique un levantamiento más fuerte, donde se puede jugar con el
tiempo, con la tristeza y con la alegría, un mundo al cual tan solo podemos
observar y añorar.
Magnificas interpretaciones de los tres Salvatore, el adulto, el joven y el
niño; con especial mención de los dos últimos, quienes roban la película con el
carisma que impregnaron a las andanzas del personaje central; también está el
lujo de contar con Philippe Noiret , quien interpreta de forma magistral al
bondadoso operador del cinematógrafo. La partitura de Ennio Morricone, la
fotografía de Blasco Giurato, y sobre todas las cosas admirar el magnifico
trabajo de Tornatore tanto en el guión como en la dirección de esta obra de
culto que ya forma parte del salón de honor del séptimo arte, como una gran obra
maestra contemporánea. Cinema Paradiso cuenta además entre sus mejores logros con uno
de los finales mas enternecedores de la historia, un epílogo antológico
para un cinéfilo empedernido como el que escribe este articulo. Un momento
invaluable para cerrar esta hermosa y monumental película...Totalmente impresionante. Los italianos son los reyes a la hora de transmitir emociones
positivas. Nadie les hace sombra. Giuseppe Tornatore coloca unos
sólidos cimientos sobre los que edifica un peliculón como la copa de un pino. Su
construcción se va gestando en la cabina de proyección, donde se nos presenta a un
enamorado del
cine llamado Alfredo y a su aprendiz Totó. Y el
egregio guión y una atmósfera de ensueño modelan el ARTE que llamamos CINE..La estrella del
film es el cine Paraíso, único vínculo sólido de todos los
habitantes del pequeño pueblo. El cine
cobra una vida inusual acogiendo en sus butacas a mujeres que dan el pecho, a
hombres que roncan, a chicos que se
masturban sin reparos durante la primera época del destape, a Charlot, o aficionados que veían el mismo film una docena de veces, a parejas
que van a meterse mano, al cura que censura todos los besos ante el abucheo
general, a un trailler de La diligencia, a amores que se encuentran, a Kirk
Douglas, a Lo que el viento se llevó,
a familias enteras que vivían cada proyección como si fuese la última, e incluso
a un faccioso de platea que se permitía el lujo de escupir a la
plebe... Y todos estos personajes y situaciones
forman parte de la vida de Totó y de Alfredo, quienes desde su cubículo observan
a la muchedumbre, cambian el rollo, ríen o discuten. Y todo con lirismo, una
calma, unos planos que son oro puro, un ambiente de sosegada
melancolía que tanto trabajan los italianos... y que es una maravilla. Tornatore nos regala una de las
películas más hermosas que he visto en
mi vida, la misma que me ha arrancado recuerdos de las salas de un Madrid de los
años 50 y 60, como fueron los cines: Doré, Monumental o el Ideal...todos en esta
ciudad que me vió nacer y a la que amo demasiado, la que me resguarda danzando
en mi vida, acordes de la mejor banda sonora de un tiempo que el viento no se
llevará jamás.
La frase final de Alfredo es de lo más emotiva y una de las mejores de cuantas abundan en
la película:
"Este pueblo está maldito. ¡Vete!, vete y no vuelvas nunca. Y si algún día te gana la nostalgia y regresas… No me busques. No toques a mi puerta porque no te abriré. Busca algo que te guste y hazlo, ámalo como amabas de niño la cabina del Cinema Paradiso. Desde hoy, ya no quiero oírte hablar; ahora, quiero oír hablar de ti…".
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Hoy quiero hacer una declaración de amor al cine. Y qué mejor
que decírselo a Cinema Paradiso, un film que por solo es puro sentimiento al séptimo arte. Cinema Paradiso es más que una película. Es una
historia llena de nostalgia por su manera de ver, vivir y entender al cine.
Preñada de melancolía y humor, Cinema Paradiso cuenta la historia de
un director que, al enterarse de la muerte del encargado de la sala de cine de
su pueblo, recuerda toda su vida anterior. La historia de un cine de pueblo a lo
largo de sus décadas, su auge, sus anécdotas, su declive y desaparición
definitiva.
Es asombrosa la capacidad de Tornatore para captar lo cotidiano. Totó no se
separa del lado de Alfredo, coleccionando en secreto aquellos cortes que el
sacerdote, censor definitivo, suprime de las películas proyectadas. Así que Totó guarda, como si de un tesoro se tratara, todos los besos y caricias
prohibidos en una vieja caja. Trocitos de vida.
La estructura en flashback, según los recuerdos de Salvatore de mayor, nos va
preparando para un clímax final que es un homenaje sentido al séptimo arte como
vehículo de entretenimiento y aprendizaje en la vida. Aparte de las
excelencias del reparto, la cinta se beneficia de una de sus partituras mas bellas y emotivas,
y nos vuelven a
recordar la intensidad emocional que despiertan los recuerdos, la melancolía
que salta a chorros cuando la memoria rememora hechos que marcaron nuestra vida
y que se han quedado atrás. Cinema Paradiso es la memoria de unos tiempos
que muchos recuerdan con lágrimas en los ojos; es la nostalgia de la niñez, de
la juventud, de todo lo que se fue y quedo atrás. Emocionante, muy emocionante.... Esta
película es el cine y todo el cine está dentro de ella. Es una historia
de amistad entre el pequeño Totó y Alfredo... pero yo siempre que quedaré con el deseo de Totó:
!!! El cine siempre será magia.!!!.
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Cuando la vi por
primera vez, supe que había tenido un regalo de los dioses y nunca podré devolver
todo lo que ella me ha dado a mí. Cuando vi la versión del director, que tiene
casi una hora más de metraje, sigo sintiendo predilección por la otra, por la
que me conquistó aquella primera vez, quizás sea por lo del primer amor, que es
el que más marca, continúo rindiéndome a la maravilla absoluta de ese pequeño
cine a través del cual vive, respira y sueña una población entera. El cine
Paradiso vio la luz, como tantos otros en aquellos años dorados del celuloide,
en una pequeña localidad deseosa de distracciones. Bajo los auspicios de la
Iglesia católica italiana, el Paradiso abrió sus puertas y se instaló en la
columna vertebral de la gente. En la del padre Adelfio, el cura censor,
protector de la moral y de la decencia; en la de Alfredo, el filósofo y tierno
operador de la cabina de proyección; en la de Totó, el niño travieso y
despierto, después muchacho y hombre, que ama el cine; en la de todos los
vecinos que, semana tras semana, dejan sus quehaceres corrientes durante unas
horas para perderse en historias ficticias, historias que no son las suyas y que
son las de todos, historias con las que cualquiera sueña en lo más íntimo. El
Paradiso es testigo de los años, de la guerra, del latido del pueblo, observa
crecer a Totó, es la prisión y el objeto de culto de Alfredo, ofrece su evasión
a todas las generaciones… Ve pasar la vida con sus ciclos que se repiten sin
cesar. Infancia, adolescencia, madurez, soledad, amor, muerte. Un hijo sin
padre. Un padre sin hijos. El veneno dulce de la propia tierra. El amor perdido.
La fidelidad eterna. La huida hacia el destino. El amor rendido e
incondicional....Totó siempre regresará al Cinema Paradiso. Nunca se marchó en
realidad. Como todo hijo, desobedeció a su padre cuando creía que éste no
miraba. Para Totó, la más excelsa forma de demostrar amor es a través del cine.
Narrada mediante un
largo analepsis, que abarca la primera y segunda parte, el film explica de
manera detallada y minuciosa una historia emocionante y enternecedora. Suma la
sobriedad del neorrealismo y el humor de la comedia italiana. La evocación de la
infancia y juventud se presenta sazonada de nostalgia y humor a partes iguales,
mientras en el tramo final eleva el tono melancólico y se reviste de aires
dramáticos. Muestra con horror la frecuencia y rigor de los castigos corporales
que recibían los niños, en casa y en la escuela, en los años 40 y 50. Presenta
una galería de personajes cálidos y entrañables, que definen la manera de ser,
pensar y comportarse de los habitantes de la localidad y los espectadores en el
cine. Entre el público hay chiquillos alborotados, jóvenes en busca de novia,
madres que dan el pecho a bebés, aficionados que se saben de memoria los
diálogos, chavales que se masturban, chicas en busca de marido, mayores que
duermen... El público asiste activamente mediante ruidosas quejas por los
cortes, ovaciones, risas sonoras y aplausos al bueno de la película...Entre los
personajes sobresalen el tonto del pueblo, el cobrador y acomodador de la sala,
el cura párroco, la prostituta que ofrece servicios rápidos y discretos en los
lavados, el neofascista de la platea.... En los años 40 y 50, antes de la
proliferación de la televisión doméstica, las salas de cine de pueblo eran,
después de la Iglesia parroquial, el principal referente formal de reunión,
encuentro, convivencia, conversación, comunicación, exhibición y demostración
pública. Cinema Paradiso rinde homenaje a películas americanas famosas, como La
diligencia o Casablanca. La obra destila amor por el cine y a su universo de
estrellas, títulos famosos, mitos, historias, fascinación y magia. Además de
fuente de entretenimiento y felicidad, el cine es, fuente de conocimiento y
aprendizaje.
La película apuesta por valores como la fuerza de voluntad, la
amistad, las capacidades de las personas con discapacidad, las relaciones
intergeneracionales, la lucha contra el conformismo, los afanes se superación y
realización. Celebra la amistad, la infancia, la juventud, la fiesta y la
alegría de vivir.
Desde que los hermanos Lumiere vieran en
el cinematógrafo el gran negocio que fue desde aquella mítica exhibición en el
"Boulevard des Capulines", han pasado más de cien años y no tantas innovaciones
como cabría esperar en un arte nuevo y moderno como es el celuloide.
Se podría decir que en los primeros treinta años de existencia los Griffith,
Porter, Gance, Melies, Lang, Eisenstein, Lubitsch y Murnau inventaron todo lo
que había que inventar y que en años
posteriores únicamente se han dedicado a seguir la corriente, salvo sonoras
excepciones dadas por las circunstancias políticas que rodeaban a cineastas
inconformistas que veían como el cine clásico no era valido para contar lo que
ellos querían. Así le paso a Rosellini y su Neorrealismo, a Buñuel con su “Perro
Andaluz”, a Godard y su “A bout de soufflé” o a Bergman con “Persona”. No quiero
con esto desprestigiar ni mucho menos a cineastas que intentaron jugar con
las estrictas normas, sobre todo en EEUU con su Código Hays, e
hicieron suyos géneros como la comedia, recordemos a Wilder, Cukor, Capra, el thriller-terror
de Polanski o el más puro cine comercial
de Lucas, Spielberg o Coppola.... Incluso he podido disfrutar con panfletos
cinematográficos rodados en la época de las grandes guerras como la vibrante película de Michael Curtiz,
“Casablanca”.
¿Y que se puede esperar del cine si se puede contar con los dedos de las manos
los artistas que han aportado algo radicalmente innovador al séptimo arte?... Pues
lo que nos transmite Tornatore en su “Cinema Paradiso”: la emoción.
No hay que olvidar que el ser humano es tonto de naturaleza y nos emocionan las
mismas cosas aunque las veamos doscientas veces porque siempre o casi siempre,
porque hay argumentos repetidos hasta la saciedad y siempre encontraremos algo
distinto, algo a lo que agarrarnos durante dos horas que nos haga reflexionar
sobre nuestras propias vidas o simplemente seguir aspirando la magia del séptimo
arte.
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El caso es que escribir sobre esta película me parece fascinante. La narración de una vida, los recuerdos de la infancia y la adolescencia, la nostalgia... todo eso, por si fuera poco, aderezado con una declaración de amor al cine, como vehículo para contar grandes historias, es un prodigio técnico, e incluso un fenómeno social. Tornatore ha seleccionado todos esos conceptos tan prometedores, y los ha presentado de una forma que me atrae por las emociones que pretende transmitir. Para empezar, con Totó. Un niño adorable, desde luego... No soy de los que ven un crío en pantalla y les asaltan inmediatamente ensoñaciones herodianas, pero el chico es pura magia en la primera parte. La segunda dura bastante menos, apenas cuarenta minutos, y en ella se narra la adolescencia y juventud de Totó, compaginando su pasión por el cine y por su trabajo con las experiencias vitales propias de su edad. Bajo mi punto de vista le falta mas metraje. La historia de amor, por ejemplo, tiene una profundización en sus personajes y en el por qué de su enamoramiento. Se presenta con una narración plagada y llena de momentos sonrojantes.Y no sólo es eso. La ausencia debida al servicio militar, la reconstrucción de los cines, la necesidad de abandonar el pueblo y dar carpetazo a su vida anterior... todo esto se narra de forma muy clara... y nos lleva a un film de culto, donde todos deberíamos vernos reflejados, yo al menos sí, he vivido situaciones similares como conté al comienzo, y los cinéfilos estarán de acuerdo conmigo en que hablamos de puro cine neorrealista italiano, pero con afluentes que se dan en todos los países del mundo....Eso es Cinema Paradiso, una obra maestra con millones de destellos de luz, y ésto es cine, pero cine del que nunca se olvida.
El último cuarto de hora narra la vuelta a casa del protagonista. Es sin duda donde el sentimiento de nostalgia está muy bien retratado... Sin embargo, y entre ellos la sensación incómoda de que, en esa serie de escenas de recuerdos, la respuesta emocional viene también dada por la excelente música y las imágenes. Y por lo que transmite el personaje por sí solo. La escena final, es espectacular. Creo que es ahí donde he podido, definitivamente, identificarme con Totó. No sabría cómo explicarlo, pero me ha hecho recordar momentos en los que he vivido sensaciones parecidas, en los que me he visto absorbido por la emoción de una historia: la forma de sonreír, los ojos humedecidos y los gestos me han parecido tan reales y tan cercanos a mi experiencia que me han cogido completamente desnudo. Siempre he creído que cuando nacemos estamos hechos solo de amor. Mira en los ojos de un niño y es probablemente lo único que verás. Pero ese amor que en principio nace puro está condicionado desde el origen. El niño observa, quiere aprender y desde sus primeros pasos su vida empieza a determinarse por el amor que recibe, todo lo que palpita a su alrededor le influye y en base a ello irá construyendo su personalidad. En Cinema Paradiso se nos presenta a Salvatore, al que todos llaman Totó, que está encandilado por lo que sucede en el pequeño cine de su pueblo. Pero al pequeño no le basta con sentarse en la butaca como al resto de los niños, el quiere ver que hay detrás de la pantalla, y por eso persigue hacerse amigo de Alfredo, el operador que proyecta las películas.
Cuando amas no
puedes ser un mero espectador tienes que dar el salto y participar aunque
conlleve las reticencias de otros. Totó amaba el cine y su corazón le empujó a
fundirse con él. ¿Acaso hay alguien que ame más la magia que el propio mago en
sí?
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Con el tiempo los
amores de nuestra niñez se entremezclan con sentimientos nuevos que nos hacen
volver a empezar de cero. Desconocíamos la pasión, el deseo, el mero poder de un
beso y todo ello se le presenta a Salvatore en la figura de Elena, la chica que
le enseñará que hay muchos tipos diferentes de amor. Y como cuando era un niño,
Salvatore observa para ir poco a poco acercándose nuevamente a lo que ama. Y no
resulta el camino recorrido demasiado diferente al que le llevó a construir su
amistad con Alfredo, aunque en esta ocasión el devenir de la vida y los
obstáculos serán demasiado sinuosos. Sin embargo, Salvatore recordará siempre a
Elena como al gran amor de su vida. ¿Acaso no es el primero siempre único e
inolvidable?. Llegada la edad adulta seremos lo que el amor ha querido que
seamos. Salvatore es un hombre de éxito, que ha sabido devolverle al cine todo
lo que éste le había dado pero en su cama se ha instalado el vacío en forma de
amantes que vienen y van. En sus ojos tristes se refleja el recuerdo de Elena y
también el de su amigo Alfredo y no puede si no darle la espalda al fantasma que
comparte su cama para llorar en soledad los días pasados ¿Acaso no hemos llorado
recordando un amor verdadero que se ha volatilizado?. Y ha de ser en un regreso
al viejo Cine Paradiso cuando todo el amor del pequeño Totó, del joven Salvatore
y del hombre que se ha forjado a través de ambos, estalle al final ante sus ojos
y por extensión ante los nuestros que hemos pasado de ser meros espectadores a
participar con nuestras lágrimas hacia el cine, hacia nuestros amigos y hacia
aquellas mujeres que verdaderamente hemos amado. Al igual que en otras formas de
expresión artística, en el cine también es complicado transmitir emociones. En
esta obra de arte, el artista logra conjugar los elementos de que dispone, de
tal manera que, cual si de una escultura se tratara, forman un "todo"
deliciosamente moldeado. Se podría analizar por partes, pero una cinta tan
cálida y entrañable no se merece un análisis desde la frialdad de la técnica
cinematográfica, que por otro lado es indudable que posee. Alfredo no es el
enorme Philippe Noiret caracterizado de viejo entrañable, es Alfredo... Porque
Totó no es el sorprendente Salvatore Cascio haciendo gala de una frescura
inusual para un niño tan pequeño, es simplemente Totó... Tornatore, logra
retratar un período duro de la historia del s. XX, sin retozarse en la tragedia
o en la desgracia, sin caer en la crítica fácil o el insulto, manteniendo de
forma magistral ese olor a melancolía que desprenden aquellos años. Porque uno
de los elementos a los que me refería antes es Ennio Morricone, que nos brinda
una melodía tan tierna y tan bien adherida al pulso del film, que parece que no
está, pero está, y de que manera...A pesar de que, en mi opinión, la cinta
pierde levemente algo de fuerza a medida que Totó se hace mayor, considero que
sería enormemente pretencioso por mi parte restarle una décima de valor a su
conjunto...Pero por encima de todo, el final de este relato es un homenaje al
Cine y a su historia, y un regalo para aquellos que admiramos esta condenada
fábrica de sueños... Sin duda Tornatore sabe ser agradecido. El final es
extraordinario y emotivo, durante todo el rodaje hay momentos bastantes emotivos
pero donde reside todo el impacto es cerca del final y los últimos minutos del
film que son de lo mejor que he visto. Todo parece un trocito de cine y hay que
verlo para darse cuenta de muchas cosas que te dejan pensando en lo triste que
es no ver más imágenes.
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“Cinema Paradiso” es capaz de introducirte en la piel del personaje principal, de forma que puedes llegar a sentir como propia la evolución de su vida a través de todas sus etapas vitales, sintiendo incluso, la perspectiva de un hombre cuyo blanco cabello delata sus años. Giuseppe Tornatore consigue mediante una magnífica dirección, trasladar a través del séptimo arte el verdadero sentido y auténtico valor de la vida, porque habla de toda ella de una forma anatómica y tocando prácticamente todas las vivencias más importantes que podamos llegar a protagonizar. Un viejo cine de un pueblo de Sicilia se convierte en el epicentro y fábrica de emociones que transmiten todos los personajes que danzan por él. Lo divertido o entrañable se codea con lo dramático, mientras un puñado de vecinos se reúne semanalmente frente a su querida gran pantalla para transportarse a otro mundo...Conmovedora, llena de encanto y con un reparto inmejorable, el film es la respuesta a muchas preguntas, es una invitación a abrir los ojos definitivamente y dejarse llevar por la magia del cine como la de la propia vida. Obra maestra en la que su intensa concentración de emociones se va agitando durante todo el metraje para convertirse en un exquisito y oscarizado cóctel que nos hace recordar, sufrir y disfrutar. Su contenido es tan bello, que es inevitable que al espectador se le resbalen varias lagrimas en ciertos momentos de la película. No trata sobre un tema muy trillado como el amor o el desamor, al contrario, lo trata de una forma efímera y solo hace una pequeña referencia. Se centra en la amistad irrompible entre un Alfredo y un niño pequeño, hasta el punto de alcanzar el amor que existe entre un padre y un hijo. Enaltece los sentimientos, el amor, la amistad, la sabiduría que adquiere uno de los protagonistas debido a su edad, pese a su analfabetismo y sobre todo el ambiente familiar que se vive en el pueblo. He de concluir diciendo que es la única película que conozco que hace un homenaje a toda la historia del cine, desde sus comienzos con las primeras películas mudas y en blanco y negro hasta las sonoras y coloreadas. Siempre hay una serie de conceptos y adjetivos que se leen en las críticas que, si bien uno puede captarlos a la primera sin tener que mirar alguna referencia o alguna descripción, nunca alcanzas a saber para qué diablos se emplean o qué significan realmente. Uno de los que nunca he tenido muy claro es eso de que una película tenga "alma", a veces recuerdo haber leído la ausencia de ella como crítica negativa. A mi todo esto pasa rozándome y lejos de parecerme un argumento aceptable siempre me quedo con una expresión pensando:
-"Ah, pues vale.
Ahora, creo que por fin sé lo que es que una película tenga alma."-
Contiene una historia única e infinita para todos nosotros, puesto que todos
tenemos momentos y personas que nos marcan siempre y que en esta película los
recoge, bajo mi punto de vista, en las etapas más especiales...Una de ellas es
la maravillosa infancia en la que todo se vive como una ilusión única, en la que
lo que te gusta lo disfrutas con pasión irrecuperable y en la que los malos
momentos no son contenidos, sino que son de gran desazón. Estos momentos medio
caen en el olvido hasta que escuchas esa canción que sonaba en aquel momento o
ves a esa persona, imagen o objeto que hace que sea un resorte en la memoria, y
vuelves a sentir la intensidad por un segundo de aquel momento. Cuando eres mas
mayor y empiezas a ser consciente y comprendes que la vida no todo sale como uno
quiere, que no puedes vivir anclado en los viejos-buenos tiempos y que tienes
que emprender nuevos caminos que nunca esperarías y te sientes obligado a tomar
decisiones difíciles, que te enseñan a vivir la vida disfrutando cada momento al
máximo porque sabes que lo bueno no siempre durará. Que llegarán momentos que
debes de asumir errores y volver a levantarte porque ya no podrá tu padre
cogerte, levantarte del suelo sacudirte la suciedad y decirte "no pasa nada, ve
a jugar con tus amigos". Toda vida tiene sus momentos y esta película los coge y
crea un sentimiento común de nostalgia en el público inigualable que me hace
disfrutar de "Cinema Paradiso" siempre que la veo como si fuera la primera vez,
me transmite la sensación que a veces olvido de que "esta plaza es mía" y yo
procuraré disfrutarla como pueda.
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El momento final en que el vuelve a
casa sabiendo que no había ido desde joven, comprendiendo perfectamente que tomo
una decisión dura, que implicaba errores a su juicio y su madre le recibe sin
reproches y con todas sus cosas en la habitación...es sencillamente perfecto,
digno de lo que es Cinema Paradiso, una obra maestra total, un culto a la magia
del cine que nos hace pensar siempre:
!!QUE GRANDE ES EL CINE.......MI INOLVIDABLE TOTÓ !!
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PREMIOS OBTENIDOS
Festival de Cannes2 Gran Premio
Especial del Jurado
Premios David de Donatello Mejor película
Mejor director Giuseppe Tornatore
Mejor actriz no protagonista Pupella Maggio
Mejor banda sonora Ennio Morricone
Mejor productor Giovanna Romagnoli
Premios del Cine Europeo3 Mejor actor Philippe Noiret
Premio Especial del Jurado Giuseppe Tornatore
Premios Globo de Oro4 Mejor película extranjera
Premios Óscar Mejor película de habla no inglesa
Premios BAFTA5 Mejor película de habla no inglesa
Mejor director Giuseppe Tornatore
Mejor actor Philippe Noiret
Mejor actor de reparto Salvatore Cascio
Mejor guion original Giuseppe Tornatore
Mejor fotografía Blasco Giurato
Mejor banda sonora original Ennio Morricone
Mejor montaje Mario Morra
Mejor diseño de producción Andrea Crisanti
Mejor maquillaje Maurizio Trani
Premios Cóndor de Plata6 Mejor película extranjera