DULCE PÁJARO DE JUVENTUD

 

 

 

 

 

 

 

 

Debo confesar que siento una enorme admiración por todo lo que escribió Tennesse Williams, si ha esto le añado los nombres importantes del cine que han interpretado sus personajes, me encuentro ante un crepúsculo de cine, una época dorada, gloriosa e inolvidable, que siempre navegará por el interior de todos los cinéfilos del mundo, en esa ubicación donde se guardan los recuerdos mas queridos y donde el viento no se los llevará jamás-

 

Dulce pájaro de juventud de Richard Brooks, fue protagonizada por Paúl Newman en pleno apogeo de su espectacular carrera. En aquellos años en los que no dejó de trabajar, era la segunda vez que se ponía a las órdenes de Richard Brooks para enfrentarse de nuevo a un texto de Tennesse Williams, ya habían realizado en ‘La gata sobre el tejado de zinc’, melodrama sureño muy en la línea de su autor y film de enorme impacto en todos sentidos. La obra teatral fue un gran éxito en 1959; fue representada en Broadway, dirigida por Elia Kazan y protagonizada en sus principales papeles por Paúl Newman y Geraldine Page, que repetirían la adaptación cinematográfica. El atrevimiento de Williams en esta obra está a flor de piel, esos personajes atormentados, con una fuerte carga sexual, fue suavizado por Brooks, quien con mucha sobriedad fue capaz de solventar elementos que no pasarían el código de censura de aquellos años.. El material suponía todo un caramelo para cualquier actor salido del Actor’s Studio. El personaje de Chance Wayne encuentra en Newman al actor idóneo para plasmar sus tormentos y aspiraciones, pero cualquier otro como James Dean, cuya temprana muerte, ayudó a Newman en su carrera, puesto que heredó varios de sus personajes o Marlon Brando años antes, podrían haberlo interpretado perfectamente y con igual de intensidad. Personalmente he preferido a Brando, pero aquí Newman está extraordinariamente creíble. En el caso de Dean nunca sabremos qué le deparaba el futuro, supongo que éxito y fama y en el de Brando, sus improvisaciones y ese egocentrismo mezclado con indiferencia le hubiera dado un matiz opuesto a Newman. Paul pone toda la carne en el asador, logrando una mezcla de fascinación y patetismo con un personaje en apariencia fácil, una facilidad para enamorar a cualquier mujer, pero con profunda ternura, como es su relación con su ex-novia Heavenly (Shirley Knight). Chance sólo quiere triunfar en la vida, verse realizado y reconocido, como cuando se fue de su pueblo natal motivado por el padre de Heavenly, un inmenso Ed Begley que recogería un Oscar por su interpretación, la de un cacique acostumbrado a que todo el mundo haga lo que él quiera, aprovechándose en su posición influyente del hombre pobre, al que exprime sin piedad. Esto es lo que Brooks, y Williams en su obra, narraban hace más de 50 años, y las cosas no han cambiado mucho. Ese detalle tan actual permite olvidarse de la perspectiva con la que hay que ver muchas películas clásicas, o incluso neo-clásicas, porque cada una es hija de su tiempo. Sin embargo, cierto carácter atemporal navega por el texto del autor sureño, y Brooks, muy conocedor de su lenguaje, lo narra con gran fuerza centrándose sobre todo en los personajes de Chance y sus sueños de juventud, y en el de la actriz Alexandra del Lago que teme por el ocaso de su carrera y que dicho sea de paso, Geraldine Page lo hace suyo hasta mas allá de los limites de la interpretación. Dicho personaje, sin duda el más interesante de la función, logra un terrorífico equilibrio entre lucidez e insensatez, por Geraldine Page en una de sus mejores apariciones en la pantalla, junto a su terrible personaje en esa obra maestra titulada ‘El seductor’. Page y Newman se compenetran a la perfección, necesitándose y odiándose a partes iguales, dependiendo de la necesidad de cada uno. Sin duda un duelo interpretativo de altura que hace querer aún más a los personajes, que sin ocultar sus miserias y virtudes, logran la simpatía del público. Brooks aviva los colores en glorioso cinemascope, y con ello los sentimientos encontrados a flor de piel, con un impensable final. En la obra original el personaje de Chance, que vive de satisfacer a mujeres maduras y ricas, es castrado. En la película la censura jamás permitió que se filmase dicha secuencia. Brooks, lo sustituyó por una brutal paliza. El resultado evidentemente no es el mismo, pero la planificación, montaje y acción dan a entender que privan al personaje de su virilidad. El golpe en la cara no es más que un mero efectismo. Pasiones, sueños, mentiras, viejas formas de pensar, nuevas, pasado y futuro se tratan en las imágenes de ‘Dulce pájaro de juventud’, siempre en movimiento, siempre ágil. Su mirada sobre los mejores años de una persona, nunca lo suficientemente aprovechados, nunca con suficientes sueños que cumplir, se vierte sin piedad a través de una historia en la que todos sus personajes se desviven por dicha juventud.

 



Paúl Newman está brillante, Ed Begley como el Jefe Finley, es la atroz versión del cacique, versión de la america profunda de la democracia; y sobre todo Geraldine Page como Alexandra del Lago en una interpretación memorable como su personaje, una actriz que se resiste al ocaso, similar a lo que cuenta esa obra maestra que es EL CREPÚSCULO DE LOS DIOSES. Lo mejor sin duda los diálogos, brillantes intensos, puramente dramáticos, demoledores, de esos que te gustaría pronunciar en esas conversaciones que marcan tu vida. Film que afronta temas tan interesantes y actuales como la vanidad, la mentira, la pérdida de la inocencia, el engaño, el dolor, la soledad... el olvido. La acción tiene lugar en Gulf Coast, a lo largo de unos días del verano de 1960. La película muestra una sociedad dominada por el deseo, el sexo, la prostitución, la hipocresía, la codicia, los abusos de poder, la violencia doméstica y la corrupción. Como en otras obras de T. Williams, la acción se ubica en una localidad del Sur de EEUU, en el marco de una sociedad conservadora, clasista y retrógrada. La tensión dramática llena el film en un crescendo que culmina hacia el final, en una sucesión de escenas violentas y desgarradoras, que ponen al descubierto la bajeza de las pasiones humanas amparadas en la venganza y la violencia inmisericorde. La narración hace uso de flashbacks para explicar hechos de los años de juventud de Chance, con referencia al inicio de la Guerra de Corea, en la que participó, su amor juvenil con Heavenly, el embarazo de ésta y a la expulsión de aquél del lugar por el padre de la chica.

Son escenas destacables: la conversación telefónica de Alejandra con un crítico de cine, la de Alejandra borracha en el bar del hotel y el mítico salto del cisne de Newman desde el trampolín de una piscina. El protagonista se enfrenta a su pasado con deseos de redención en una ciudad donde muchos le odian y nadie le quiere.

 

La música incluye solos de piano, melodías de viento y una composición orquestal romántica. La fotografía mueve la cámara con diligente suavidad y hace uso de una paleta de cremas y azules pálidos que realzan el dramatismo de la acción. y superpone imágenes y se entretiene en mostrar el torso desnudo de Newman. El guión aporta diálogos excelentes y aborda temas controvertidos como aborto, drogas, prostitución y corrupción de cargos públicos. La dirección imprime sobriedad y equilibrio al conjunto. Gran película, con grandes interpretaciones y con un extraordinario vigor dramático. Richard Brooks dirige el timón volviendo a demostrar su gran talento en los melodramas. Como ya hiciera anteriormente, en "La gata sobre el tejado de zinc", el realizador vuelve a contar con Paúl Newman para relatar las desventuras de un grupo de perdedores soñadores. El actor interpreta a un actor fracasado que nunca ha tenido la oportunidad de convertirse en estrella que trata de chantajear a una actriz olvidada mientras trata de recuperar el amor de su vida, una mujer alejada de él por su padre, un hombre de gran influencia que hará lo posible por mantener a los amantes distanciados. La historia nos sumerge sin remedio gracias a su guión a un profundo drama donde se eclipsan las ideas de la hipocresía y el fracaso siempre haciendo una gran alegoría de que cualquier tiempo pasado fue mejor. De cómo los profundos errores que pueden cometer los seres humanos hace que se deterioren y se marchiten. No hay que olvidar pues, que en esta obra lo único que veremos es una extraordinaria películas, sin alejarnos de la idea de Tennesse Williams....La película está dirigida e interpretada magistralmente, igual que el guión con inolvidables frases, desde luego es un drama a tener en cuenta. Es una excelente película, sólo la censura consigue, castrando la castración y ocultando venenosos fluidos venéreos, que Richard Brooks redondee un gran trabajo. Los sepulcros blanqueados de la política americana de mediados del siglo XX ( y tal vez de todos los tiempos) protagonizan esta puesta en escena del control máximo y el poder corrupto. Empresarios poco escrupulosos que dan su asalto al poder público, contando con la aquiescencia de limosneros o aspirantes al latrocinio, y sin intención alguna de respetar alguna regla que no hayan escrito ellos. Sólo alguien de su catadura podrá derribarlos. Los pequeños deben ser condescendientes o aplastados como cucarachas. El poder dicta:¡viva la democracia!.

 

 

 

En este caldo de cultivo, un simpático y perdedor gigoló, sin agallas suficientes, vuelve a la ciudad en que vivió su gran historia de amor. Vuelve buscando las tablas y la puntilla, como los toros malheridos. Atmósferas, más que cálidas, asfixiantes, las de las tierras sureñas; temperaturas idóneas para que la maldad brote como el sudor y al amparo de la galbana prosperen los que nunca duermen la siesta. Pero, ¡Eh aquí!, que un luchador de la libertad no le pareció bien que los espectadores vieran o aprendieran cosas  y decidió corregir la plana al señor Williams y al propio director Brooks:

 

-" Los bastonazos se los da usted aquí en lugar de allí y esta chica podrá volver a ser mamá porque lo suyo ha sido un pequeño error juvenil, nada que ver con guarras enfermedades"-

 

 

Gran ejemplo de cómo se puede tratar, con fuerza pero con elegancia, de temas tan espinosos como la violencia, el aborto, las drogas, el adulterio, el erotismo, la profesión de gigoló. El guión es como para no perderse una frase. Los personajes son muy interesantes, no sólo por lo que dije anteriormente, sino también los demás, en especial el brutal por dentro y por fuera, del padre de la novia de Chance. Uno de mis momentos preferidos, es cuando la tía Nonny, tan suave y tan poca cosa físicamente, manda al infierno a su cuñado. Magnífica película, con unos diálogos en base elaboradas por el mismo Tennessee Williams  y una trama bien contada por un maestro como Richard Brooks. Resulta enternecedor ver cómo los sueños no alcanzados por la pareja de enamorados les han convertido en seres resignados a no ser felices, a vivir frustrados en un mundo opresivo que les manipula a su antojo. Un clásico de alto contenido dramático , en la filmografía de Newman, en donde destaca el personaje del papel que interpreta, caracterizado por la pasión hacia una vocación frustrada y que no ve alcanzada, la de ser actor, y para conseguirlo utiliza el medio que le es más favorable y del que más fácilmente puede disponer, su belleza. Geraldine Page no se queda atrás con su genial interpretación de una gran estrella de cine, con rumbo hacia un próximo olvido, en dónde busca el amor fuera de las pantallas o más que amor, el consuelo de un abrazo. Hay una gran dependencia por parte de cada uno de los dos protagonistas, el uno hace uso del otro según conveniencia. Paúl Newman y Geraldine Page, nos dejan boquiabiertos con su notable actuación, y pasan al igual que en "Sunset Boulevard", a lo efímera que puede llegar a ser la fama de una gran actriz, aunque se sienta bella, joven y siempre virgen para su amante y acabando esos sueños con la inmadurez del protagonista:  "un dulce pájaro que aún vive en sus deseos de juventud ".

 

Dulce pájaro de juventud trata un variado repertorio de aspectos como la fama, la corrupción, la pobreza, la inmadurez, la prostitución, el egocentrismo, el amor, las irremediables ambiciones… Aspectos que hacen del filme un parecido de la vida personal de Williams. Paulatinamente, al ir viendo estas obras maestras del cine, se apodera de mi una tristeza pasajera que me recuerda la finitud y temporalidad de los pocos excepcionales filmes que existen. Después de una pequeña reflexión, me doy cuenta de que todo es eterno en la medida que tu lo deseas. El cine es eterno..... La excelencia nos sobrevivirá. Richard Brooks toca muchos temas de interés, pero lo hace sin demasiada convicción y eso que algunos de ellos son bastante fuertes como el consumo de drogas, la prostitución masculina y otras más. Me pregunto si la censura de la época en países como España o Portugal  eludirían estas espinosas cuestiones o lo dejaría pasar. Sea como fuere lo peor es que el rumbo que toman los acontecimientos es brutal. Chance tiene la culpa de todo lo que pasa. Lo que sí os digo es que vaya cara que tiene al pensar que después de lo que he hecho va a estar su antigua novia esperándole. Si Chance quiere a la chica no sé porqué se deja convencer con tanta facilidad para ir en busca del éxito. No entiendo porqué Chance no se enfrenta con el padre y se lleva a la chica. ¿Por qué el padre los vuelve a separa tan fácilmente con la excusa de la guerra?... Es como al final. ¿Por qué ella lo deja cuando está en el faro? Supongo que porque tiene miedo a que lo maten. Pues que él salga de la ciudad y le espere. Y a la primera oportunidad que se escape con él. Es muy fácil. De hecho ese final, ¿no podía haber pasado al principio?. Lo peor de todo es que cree que su novia, Heavenley va a estar esperando y que no le va a importar que se haya estado prostituyendo por ahí. Lo malo es que a ella le da igual. ¿Os imagináis si en vez de Paúl Newman fuera una chica la protagonista? Dice Chance que su amor no se veía empeñado por eso.ance Wayne, es un joven y bien parecido gigoló, ávido de ser actor porque necesita con apremio demostrar que vale. Ha vuelto a su pueblo con la esperanza de reencontrar a su enamorada Heavenly, y mientras comparte suite con la famosa actriz Alexandra del Lago -ahora frustrada tras su último regreso al cine-, Wayne tiene que enfrentar al ambicioso político, padre de su exnovia, quien no está dispuesto a permitir que su hija tenga relaciones con un hombre a quien considera sin futuro. También Tom, el hermano de Heavenly, un tipo rudo y de obediencia ciega, se opondrá por la fuerza cuando sea necesario para conseguir que se cumplan los deseos de su padre.

 

Este es el ambiente en que se desarrolla “DULCE PÁJARO DE JUVENTUD”, un título que podría permitir fácilmente un doble significado, siendo el primero de ellos el grato sentimiento de vuelo que se tiene ante el primer amor, y el otro… creo que lo explicará mejor la Princesa Cosmonopulos en algún momento del filme. 

Las intrigas políticas, la discriminación, la inmoralidad, la prepotencia… y otras lacras de las que siempre, y por siempre, contaminan las sociedades, brotan aquí sembrando desencanto hacia una especie humana a la que todavía le falta mucho, pero mucho, por aprender.

 

¿Y cuál es la gran diferencia entre las personas? El filme nos da la respuesta.

 

 

Todas estas facetas de la vida mencionadas conducen a la autodestrucción. Frente a esta avalancha, solo el amor sencillo, liviano, que no busca más que la compañía y el apoyo de la otra persona, crece y nos hace crecer....El amor como sentimiento es como una luz que nunca desaparece…A lo largo de la historia del cine ha habido una serie de cineastas que se han atrevido a adaptar no sólo grandes novelas, sino en general trasladar el universo de auténticas figuras literarias a la gran pantalla, resultados irregulares, pero actitud muy digna en todos ellos, grupo al que pertenece Richard Brooks, uno de esos cineastas que no ha pasado a la historia del séptimo arte como un genio y al que se infravalora esa actitud que le llevó a rodar "A sangre fría", la obra maestra del controvertido Truman Capote y a adentrarse en el atormentado universo de "La gata sobre el tejado de zinc" y no conforme con ello volvió a repetir adaptando "Dulce pájaro de juventud".

Tras ver las dos películas anteriormente citadas, uno ya detecta las características de su obra, en la que abundan los patrones déspotas y dictatoriales, jóvenes y no tan jóvenes cuyas aspiraciones siempre se ven truncadas por los avatares de la vida y del destino y por supuesto historias de amor frustradas. Una película en la que los diálogos son los protagonistas, en la que no hay cabida para escenas de ritmo desenfrenado, aunque eso se acaba volviendo algo defectuoso porque se echa en falta un ritmo más lento entre las conversaciones e incluso silencio, cualidades que Bergman sabía explotar a la perfección en su también cine de carácter teatral. Pero todo ello se acaba por olvidar contemplando las interpretaciones de los actores, porque son hijos de Richard Brooks, o esos personajes del dramaturgo por haber interpretado a aquel lesionado , borracho de whisky y tristeza en "La gata sobre el tejado de zinc" y aquí Newman no se queda atrás para seguir demostrando que era algo más que una cara bonita de ojos cristalinos. Films mas que notable, que aunque ha sido eclipsada por otras cintas de Paúl Newman, es recomendable para ver buenas interpretaciones y conocer gracias al cine la figura de Tennesse Williams, a pesar de que probablemente las adaptaciones de sus obras estén más suavizadas de la cuenta para contentar a la todopoderosa Hollywood, que aquí al igual que en "Cautivos del mal" y "El crepúsculo de los dioses" vuelve a aparecer con máscara lujosa, pero con un rostro putrefacto.

 

 

He visto varias veces esta película y sigue emocionándome. Sigo viviendo con intensidad cada sufrimiento de estos jóvenes que solo quieren estar juntos.  "Dulce pájaro de juventud" habla de esos años dorados que tiene todo el mundo y que están llenos de esperanza y futuro. Unos años que pasan rápidos y veloces, haciendo que lleguen otros en los que se mire con añoranza tiempos pasados, y uno se plantee si ha jugado bien sus cartas. Unas cartas que a veces con la inexperiencia de la juventud no se sepan jugar... La cuestión es si estos jóvenes todo lo que arriesgan les compensará. Dulce pájaro de juventud al que alude el título de la película, es una obra muy personal de Tennessee Williams. Paúl Newman, atormentado interiormente, marcado a fuego por un destino trágico, da un do de pecho al interpretar a Chance Wayne, un joven que se fue a Hollywood en busca de sus sueños gloriosos y volvió con las manos vacías y ansías de redención, con ganas de recuperar al amor de adolescencia que le arrebataron y algo más: su propia capacidad para soñar. El actor se revela como un magistral intérprete para hacer de fracasado, del perdedor con sueños sin apurar, con un amor frustrado por su novia, con un anhelo por un pasado dónde en la vida todo era posible.

 

 

La historia y su drama gravitan en torno a Newman, a su fracaso y el emponzoñamiento interior que le produce el volver con las manos vacías a su pueblo del Sur, Gulf Coast del brazo de una actriz en decadencia y caída libre, una genial e incomparable Geraldine Page. El director nos retrata un mundo clasista, sectario, rancio, violento con el diferente y el desheredado, propio de esas sociedades claustrofóbicas donde las almas sensibles no tienen ninguna oportunidad, y todo tan cercano a Williams. Hay algo en la película, en su desencanto por las ilusiones perdidas, en su nostalgia por una pasado idealizado, en su loa a una juventud virgen de amargura, en sus jóvenes aplastados por padres autoritarios y castradores, que me recuerda mucho el magnifico film de Elia Kazan, Esplendor en la hierba. Quizás Dulce pájaro de juventud sea más amarga, más sórdida, más siniestra, y eso se lo debemos sin duda al universo de su autor teatral. Quien le da la réplica al otro lado del cuadrilátero , y con la envergadura que sin duda se merece, a Paúl Newman como gigoló frustrado es la actriz Geraldine Page o su encarnadura en ficción: la actriz de éxito autodestruida por el alcohol y las drogas, Alexandra del Lago, papel que el propio Williams quería que hubiese interpretado Vivien Leigh... Los sueños de grandeza acaban antes de haber comenzado, las ambiciones se maceran en alcohol, y el desvalimiento se vale de la dependencia mutua  para prosperar. En medio de esa jungla oscura florece una flor del mal. Sin olvidar, con unas circunstancias que más que nunca están de actualidad por la crisis económica que todos padecemos, la crítica social que anida en la historia: empresarios sin escrúpulos que expolian y se hacen con el control de lo público, corrupción, afición por saltarse la ley a la torera. Vamos que poco ha cambiado nuestra sociedad, si acaso se ha sofisticado, pero el fondo sigue tan vigente como el mismo sol..

 

 

 

No hay que ser admirador de Newman para que guste la película, para apreciar la tristeza de quienes son capaces de rebajarse a cualquier precio bajo la excusa de lograr su sueño, para amargarse porque el dinero manda y quien lo tiene no sólo se controla a si mismo sino también a los demás. Hace falta sentarse frente a la pantalla, respirar hondo, y prepararse para gozar de una historia de las buenas, de un film que nos trae una época maravillosa e inolvidable de un Hollywood en todo su esplendor, con unos nombres que han pasado a la historia bordados con hilo de oro y humo de sueños, esos sueños que nos hacen sentarnos a visionarlos de nuevo, olvidándonos donde estamos y quien somos...

 

 

!!QUE GRANDE ES EL CINE......QUE GRANDE!!

 

 

 

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