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MI SEMANA CON MARILYN

 

 

 

 

Imitar a Marilyn Monroe es imposible, totalmente imposible…es como descifrar la sonrisa de Mona Lisa y aclarar el misterio de la obra de Leonardo da Vinci… Marilyn se llevó consigo el áurea que la hizo única

No hay ninguna actriz en la actualidad que pudiera encarnarla desde ‘un parecido razonable’. ¡Ni si quiera le llegarían al pie de su lunar!

 ¡Por eso es un mito!

 

Colin Clark, era hijo del historiador de arte Lord Clark de Saltwood y hermano menor del político conservador e historiador militar Alan Clark , con quien no siempre se mantenía en buenos términos. Nacido en Londres, se educó en Eton College y Christ Church, Oxford . De 1951 a 1953, hizo el Servicio Nacional como oficial piloto en la Royal Air Force . En esa capacidad, voló el avión Handley Page Hastings a Malaya y Oriente Medio . El primer trabajo de Colin Clark al dejar la universidad fue como asistente personal en la película El príncipe y la corista, dirigida por Laurence Olivier y protagonizada por Olivier y Marilyn Monroe , una experiencia que Clark luego convirtió en dos libros: El príncipe, la corista y Yo y mi semana con Marilyn, el primero una serie de diarios y el segundo cuenta su relación con Monroe. El tiempo de Clark con Monroe es la base de la película My Week with Marilyn , donde es interpretado por Eddie Redmayne, a él le debemos esta película, de cuya genialidad estaremos agradecidos todos los mitómanos del séptimo arte... Continuó trabajando con Olivier en The Entertainer , Titus Andronicus y otras producciones teatrales británicas.

 

 

 

Mi semana con Marilyn (My Week with Marilyn) es una película británica dirigida por Simon Curtis y escrita por Adrian Hodges. Está protagonizada por Michelle Williams, Kenneth Branagh, Eddie Redmayne, Dougray Scott, Emma Watson y Judi Dench. La película está basada en dos libros del autor británico Colin Clark, los cuales narran la realización de la película El príncipe y la corista, que fue protagonizada por Marilyn Monroe  y Laurence Olivier en 1957. El film detalla la semana en la que Monroe fue escoltada por Colin Clark en Gran Bretaña, después de que su marido, Arthur Miller abandonara el país.

 

 

El rodaje comenzó el 4 de octubre de 2010 en los Pinewood Studios; también se llevó a cabo en los alrededores de Londres. Curtis utilizó el mismo estudio en el que Monroe grabó El príncipe y la corista en 1956. El estreno mundial de My Week with Marilyn se realizó el 9 de octubre de 2011 en el Festival de Cine de New York; y dos días después sería transmitida en el Festival de Cine de Mill Valley. La película fue estrenada el 23 de noviembre de 2011 en los Estados Unidos y el 25 de noviembre en el Reino Unido. Por su interpretación a Michelle Williams se le otorgó un Globo de Oro en la categoría "mejor actriz en una película"; también obtuvo nominaciones en los premios Óscar y en los premios BAFTA, ambas como mejor actriz.

 

 

 

Pero quitando la interpretación de Michelle Williams en “Mi semana con Marilyn” queda como ejemplo de película interesante y como recreación del backstage de “El príncipe y la corista”  y como incursión y lapso en un film sobre Marilyn Monroe parece decantarse por un aluvión de escenas como barbitúricos por aquí y por allá, traumas por el abandono de su familia y amantes, incomprensión del universo y, constantes dudas de su talento y su constante sensación de interpretar a un personaje delante de las masas. La película de Simon Curtis quiere mostrar la historia de amor verdadero desde los ojos de un joven que se enamora del mito y también de la persona que habita en el mismo. Sinceramente creo que Colin Clark fue un hombre desvaído... En los títulos de crédito se reconoce que pasó desapercibido hasta que publicó un libro autobiográfico sobre el rodaje de “El príncipe y la corista” y más tarde y años antes de morir desveló esa semana que pasó con Marilyn en otra publicación. Puede que Harvey Weinstein se frotase las manos cuando divisó el proyecto pensado en la cantidad de premios que iba a recoger… pero el tal Colin Clark sólo se frotó la entrepierna... Todo un caballero inglés. En definitiva, un producto elegante, sofisticado y pulcro. Todo está muy bien, el problema viene dado por una historia creíble, más allá de servir para el lucimiento de Michelle Williams al encarnar a una de las divas de la historia del séptimo arte. Una lección de cultura para los que saben y no sabían demasiado de esta mujer. Por eso el trabajo de Michelle Williams es descomunal, meritorio y monumental. Ante la imposibilidad de parecerse a Marilyn inicia una especie de dominación interior del personaje, como si Norma Jeane poseyera hasta el último de sus alientos y ella misma se encontrara en otra piel y cuerpo. Michelle Williams consigue, por momentos, que perdamos la noción de la imagen preconcebida de Monroe y que nuestro cerebro admita que ella es Marilyn. Por eso mismo se mereció un Oscar. 


 

 

Es un riesgo gigantesco tratar de filmar un mito como Marilyn, por la sencilla razón que los mitos dejan de serlo cuando se convierten en seres de carne y hueso. Solo pueden decepcionar. Por eso las películas sobre Marilyn como es el caso de esta, donde hay un admirable trabajo de recreación, una trama con posibilidades y evidentemente, un personaje jugoso. ¿Quien puede hincarle el diente? Ojalá se consiga alguna vez, ojalá alguien consiga fijar en celuloide esa imagen universal que guardamos en nuestro interior de la triste estrella americana, para que de ese modo llegue a generaciones venideras tal como ahora, de un modo indefinible, como la guardamos en nuestro interior. Lo que falta en "Mi semana con Marilyn" es que Marilyn no es Marilyn, es una foto de Marilyn, aquello que hemos oído de ella mil veces. Pero eso es papel como los libros biográficos que se han escrito. Yo quiero conocer a un ser humano, quiero sorprenderme, quiero ver lo que no sabía de ella. Solo así puedo conocer a la Marilyn imaginada a partir de las miles de fotos y darle volumen. Es muy probable que solo inventando un personaje llamado Marilyn, alguien logre alguna vez fabricar una Marilyn que consiga romper la inmovilidad en la que habita en el seno de tantísimas fotografías. Entonces tendremos otro mito, o al menos será de carne y hueso. Mientras seguiremos soñando con ella, con aquella que solo conocemos, en nuestros sueños, a través de los personajes que habitó...y ser Marilyn Monroe, ¿Dónde estás Marilyn? Dime quien eres, aunque sea mentira... Es un film correcto, sutil y soberbio, donde cada pieza fue pensada lo mejor posible; pero no deja de ser una película donde la actuación es lo relevante, y en este caso tenemos la excelente actuación de Michelle Williams, donde interpreta de forma autentica a Marilyn sin dejar escapar ningún detalle. La película cumple su cometido, llegar a través de la interpretación, mas allá de la historia en si. ¿Se le podría pedir mas al film? si, pero ese no es el punto, ya que al dejarse llevar por los personajes uno llega a conectarse con la película, y al fin y al cabo es lo único que interesa. Excelente cinta que recrea hechos reales basados en la autobiografía de Colin Clark y en el rodaje de "El príncipe y la corista". Colin Clark conoció a Marilyn al ausentarse Arthur Miller y de sus experiencias nació la obra y y de ahi el guión dirigido por Simon Curtis.

Inmejorable trabajo de ambientación, fotografía y vestuario e impecables los trabajos de Eddie Redmayne y Michelle Williams. que encarna al mito dotándole de una gracia y honestidad maravillosas. Dejando ver su fragilidad y al mismo tiempo su espontaneidad e inteligencia infravaloradas en el artificio despiadado de Hollywood ...La película debió estar presente antes que otras como mejor película en la noche de los Oscar.

Nunca una actriz fue tan mítica e icónica. El paso del tiempo sólo ha engrandecido más su figura.

 

 

 

Simon Curtis es un veterano realizador que ha puesto su mano, entre otras, en la multipremiada miniserie televisiva "Cranford" protagonizada por Judi Dench. Para su salto al cine ha decidido adaptar el libro biográfico de Colin Clark en el que éste cuenta en primera persona su relación con Marilyn Monroe y Laurence Olivier durante el rodaje de "El príncipe y la corista", donde trabajó como tercer asistente de dirección,  Lamentablemente la anécdota que sirve como base a "My Week with Marilyn" y por ser suficiente para que el film se alce más allá de la curiosidad y termine lastrado por ser aliciente para cualquier mitómano. En "My Week with Marilyn" hay un torbellino llamado Michelle Williams. La joven actriz da vida a Marilyn realizando una portentosa interpretación... a pesar de que no consiga ser creíble como la icónica rubia. El problema no es suyo, pues lo pone todo de su parte, es sencillamente que todo parece impostado, una réplica, no hay realismo, ni naturalidad en estos personajes. El trabajo de Williams deslumbra aún así y a pesar de este handicap porque canta, se mueve y habla como poseída por otra persona. Tampoco están mal los secundarios (como siempre, Dench está fantástica) pero en general es muy bueno. Sólo hay un tramo en el film (que corresponde a una escapada entre Marilyn y Colin que realmente me gusta y convence, especialmente en un par de escenas (la de la casa de muñecas, o el plano rodado desde el exterior del coche en el que me considere realmente dentro de la pantalla, disfrutando del homenaje. Es una pena que este material no haya caído en manos de un realizador con un poco más de personalidad porque Michelle se entrega, a revivir una imagen que rara vez respira en pantalla, por lo que Curtis filma y narra la historia.

 

 

 

Dos puntos más a favor, la banda sonora, potente en temas orquestados y las escenas del falso film "El príncipe y la corista". Esto es, las secuencias que los protagonistas ven en la sala de proyecciones, que tienen un maravilloso encanto por el modo en que se simula el Technicolor. No recomendaría a nadie ver "My Week with Marilyn" a no ser que las condiciones sean las óptimas: en versión original para disfrutar de las interpretaciones y, especialmente, la de Williams. Viéndola doblada el interés del film falla un poco. Así que esperad al DVD, incluso si sois fans de la gran Marilyn Monroe y queréis ver todo lo que tenga que ver con ella. El gran Billy Wilder afirmaba que, vistas las quejas de la productora con los divismos de Marilyn Monroe, que él tenía una pariente en Europa que vendría todos los días durante el rodaje, con sus frases perfectamente memorizadas. "Ahora bien, dudo que nadie vaya a gastar un dólar por verla...".

Por supuesto, dicho riesgo no existía con el icono que era la actriz y la vida que manaba de tal angelical rostro. 

 

 

Simon Curtis da el salto a la gran pantalla repleto de buenas intenciones y un buen reparto, con corrección británica, la película cuenta los temas más espinosos. Se añora explotar más la figura del gran escritor teatral Arthur Miller, o los verdaderos fantasmas de la seductora actriz, así como quizás se da una dulcificada visión de Laurence Olivier, el mítico actor de acento shakespiriano que tuvo un duelo de titanes con Charles Laughton en "Espartaco". Esta adaptación de las memorias del protagonista, lleva un ritmo lineal y de poco contraste, perfectamente consumible. En el aspecto más arriesgado de la trama, Michelle Williams acepta con valentía la misión de colocarse en los tacones de Marilyn. De cualquier modo, a pesar de aportaciones de secundarios como Derek Jacobi (¿cuántas películas históricas británicas sin él?, hay cierta sensación de cartón piedra, sin que lleguemos a creernos que estamos ante una historia y no una recreación. Michelle es encantadora, capta la atención de la cámara... tal vez el problema no esté allí, pero Marilyn sigue siendo esquiva, como casi siempre, distante y cercana, diosa y defenestrada... siempre, desconcertante. Reconozco que Michelle Williams se ha esforzado mucho por meterse en la piel de la legendaria estrella. No lo ha hecho mal, pero le falta algo que no puedo explicar con palabras. Lo repito, Marilyn fue MUCHA Marilyn para atreverse a imitarla. Pero no le demos tampoco mucha importancia, porque esta chica lo ha hecho bastante bien. Ahora eso sí, Kenneth Branagh lo ha BORDADO maravillosamente en el papel de Sir Laurence Olivier, quien ya sabía yo desde hace muchos años que fue verdad que acabó hasta las narices de la RUBIA PLATINO, cuando juntos hicieron "el príncipe y la corista". Todos los secundarios son creíbles y muy bien escogidos, y la historia transcurre con sobriedad y entretenimiento. Mezclándose en momentos la realidad de los hechos con la "leyenda urbana", nos narra los acontecimientos de manera que el espectador siente "viajar" hacía aquellos maravillosos años 50 donde Marilyn se encontraba en plena fama como actriz cinematográfica, y acaba de casarse con el escritor Arthur Miller, pero este solo fue uno de sus tres matrimonios infelices, llenos de problemas sentimentales y psicológicos que siempre atormentaron a la diva de Hollywood durante su vida. Una vez más nos damos cuenta de que no todo en la vida es el dinero, fama, éxito, ni glamour; lo que más debe de importarnos es EL AMOR, el cariño, el bienestar, y la salud física y espiritual. Una película muy recomendable, pero que también es muy triste y amarga en muchos momentos, pero necesaria de ver para hacernos reflexionar sobre lo que os he dicho.

 

 

 

GRANDES DIÁLOGOS TAMBIÉN:

 

- "Señora Monroe; ¿Es cierto que solo se hecha Chanel numero 5 para dormir? _

-!..Querido!.. digamos que como estoy en Inglaterra , solo me hecho lavanda inglesa..!

 

Mi semana con Marilyn es una película cien por cien disfrutable, sin ningún momento donde baje la propuesta del relato, es un filme agradable, fácil de ver, fluido, atractivo e interesante, desde los primeros minutos con la introducción, donde Colin cumple con su sueño, llegar a trabajar en alguna película, su primer trabajo lo lleva nada más y nada menos en un rodaje con la figura de Marilyn Monroe, con su presencia y sus problemas. Detrás de todo lo que representaba ella como mito, se encontraba alguien con problemas emocionales y una inseguridad enorme que se muestra de excelente forma en la película...Su actitud de diva, choca con la prepotencia de Laurence Olivier que pretendía encontrarse con alguien más profesional, aunque desde un inicio no se mostraba muy confiado en el trabajo de Marilyn, lo cual hace que las semanas de grabación sean un verdadero tormento para él. Sacando el provecho de toda la situación mencionada Colin, logra establecer una relación de amistad y algo más con la actriz, siendo un puente sólido para que logre concretar a fin de cuentas un excelente trabajo. Yo me quito el sombrero con Williams, es impresionante cómo se ha metido en el papel de Marilyn, todos sus gestos, su manera de moverse, de hablar, me ha dejado con la boca abierta...!!!pero si muestra esa caída de ojos y temblor de labios igual que la mítica estrella!!!.

 

 

¿Quién era Marilyn? ¿Cómo era Marilyn?, de ella importa más lo que se dijo/escribió y lo que se dice/escribe de ella, que la verdadera existencia de Marilyn Monroe. Marilyn es algo etéreo, un concepto, un mito. Afortunadamente Simon Curtis en Mi semana con Marilyn ha sabido encontrar el equilibrio perfecto para actualizar y llevar a un público moderno el fulgor de la estrella y sus posibles oscuridades. La película no propone una única visión de Marilyn y deja la duda, el misterio... Porque las ecuaciones más interesantes son las que no tienen solución. Michelle Williams: la actriz ha sabido llevar a sus carnes la fragilidad y la fiereza, el atractivo y la magia de una persona que escena tras escena se construye y se desconstruye, resultando bien caprichosa bien generosa, ahora fuerte y después débil, al principio caprichosa y al final un ser humano con sus complejos y miedos. También convence que el recuerdo a Marilyn se inserte dentro de la recreación del rodaje de El príncipe y la corista que la artista filmó en Inglaterra de la mano de Lawrence Olivier. Todo ello hace de Mi semana con Marilyn sea un ejercicio de cine dentro del cine, muy curiosa para los entendidos en la materia y una fábula para los no iniciados. Y por aquí viene lo más discutible de Mi semana con Marilyn: para que la trama resulte cercana al espectador actual, la historia del rodaje y de su actriz protagonista queda enmarcada en una subtrama, la historia de amor del ayudante de producción Colin Clark con ella. Es precisamente la relación de capricho entre diva y admirador la que centra las escenas más efectivas y otros hilos arguméntales, como la relación simultánea de Colin con la asesora de vestuario que da vida Emma Watson. Con todo Mi semana con Marilyn gana enteros si la comparamos con La dama de hierro y Albert Nobbs, la primera y la otra una historia que podría serlo, ambas competidoras del film que nos ocupa en la terna del Oscar a la mejor actriz protagonista. Una gran película, nada tramposa, que evita superficialidades y que no cae en el esperpento. Una de las cintas más destacables de los Oscars.

 

 

 

En las biografías, las historias pasadas de grandes hombres y mujeres, son de gran interés....Mi semana con Marilyn, intenta poner una pica en Flandes, con una apuesta muy arriesgada, ya que tratar el mito Monroe no es nada fácil y menos extraer al personaje su glamour Hollywoodiense y llevarlo al Reino Unido, con lo que eso conlleva. Curtis realiza un trabajo decente en casi todos los aspectos. hay momentos de absoluta genialidad. La adaptación esta lograda y el guión, muy a lo inglés, es conservador y mantiene un gran pulso narrativo. No consigue que te sumerjas en la historia de una forma total, pero si hay ciertos momentos en los que te pones en la piel de Collin y piensas en lo extraño que debió ser para él estar donde estuvo. Michelle William crea una Marilyn absolutamente magnífica, un personaje totalmente tierno y frágil, mimetizando hasta el más mínimo detalle del la Marilyn Monroe original. Los gestos, la voz, los movimientos, hasta el ademán mas nimio y superfluo me recordaba a ella. Es un trabajo portentoso merecedor de un Oscar... La delicadeza, el miedo, la angustia de no saber que hacer, la presión, la felicidad a ratos tornada en demencia, el amor y el ego, son algunos de los innumerables sentimientos que transmite con el sólo movimiento de la cabeza. Par quitarse el sombrero. Mención aparte para Kenneth Branagh por su portentosa interpretación de Sir Laurence Olivier. Se le ve como disfruta interpretando ese papel. "Mi semana con Marilyn" nos introduce en el nuevo mundo en el que se encontró Marilyn tras abandonar Hollywood, cansada de las presiones a las que era sometida y harta de que se la tratara como un mero objeto sexual. El tiempo que pasó en Inglaterra grabando "El príncipe y la corista" fue clave, pues a su vuelta a EEUU,  finalizó su amistad con su fotógrafo Milton Greene y su matrimonio con Arthur Miller, relaciones decadentes como vemos muy bien retratadas en la película, pues lo único que deseaba y que había deseado toda su vida es que alguien la quisiera por ella misma, y que la tratara como un ser humano, como por ejemplo con JFK, cosa que por desgracia no consiguió. Michele Williams, cada detalle de su interpretación me recuerda a la auténtica Marilyn; y Kenneth Branagh seguirá siendo uno de los mejores adaptadores de Shakespeare al cine interpretando a otro de los mejores en ese campo. Eddie Redmayne y Emma Watson también brillan en sus papeles, son jóvenes estrellas de las que se espera más para el futuro.

 

Una película muy interesante que quizá no ofrezca nada nuevo a los que conocemos la vida de Marilyn, pero que resulta una aproximación honesta a su figura. Recomendable. Consciente del reto, Michelle Williams echa mano de la técnica para ser absolutamente fiel en el aspecto externo al personaje. ¿Cómo no íba a creerme que es Marilyn Monroe?... Triunfa donde otras actrices antes que ella fracasaron. Porque todas 'imitaban' al mito mientras Williams lo recrea, lo exhibe y lo luce como una segunda piel perfectamente encajada en su cuerpo diminuto. Cierto es que las labores del equipo de maquillaje ayudan, pero ni con todo esto nos hubiéramos creído que veíamos a la Monroe si no existiera ese trabajo de aprehensión gestual, tan vivo, tan auténtico, por parte de Michelle Williams. Es fácil imitar a alguien cuyos gestos son más famosos que sus películas. Lo que no es tan fácil es conseguir que cada gesto, cada mirada, cada sonrisa de ese alguien se adhiera a tu modus operandi y resulte absolutamente innato, espontáneo. He ahí que, cuando Curtis nos obliga a ver al mito en la intimidad a uno le embargue la sensación de que realmente está observando a Marilyn Monroe. No sólo en los gestos, la voz de Michelle Williams parece la de Monroe e, incluso, llega a desprender ante la cámara el mismo brillo, la misma luz, ese aura que convirtió a Marilyn Monroe en mito. Y no, no hay ganas en el cuerpo de Michelle Williams de hacer de su personaje alguien de carne y hueso. Y yo, personalmente, se lo agradezco. No habría soportado tremenda osadía porque no hablamos de un ser común, hablamos de un mito. De ahí, que terminada la película, uno siga manteniendo las mismas inquietudes acerca del mito que tenía antes de verla. No hay en el trabajo de Williams intención alguna de entender los monstruos, traumas y pormenores que sacudían el espíritu interior de Marilyn. Una postura a todas luces inteligente ya que resulta absolutamente innecesario y hubiera denotado por su parte no poca pedantería. El retrato de Williams se adscribe al del mito, no al de la mujer. Por ello, sin ser la bomba sexual que fue Marilyn, ella logra aparecer en pantalla absolutamente arrebatadora, poderosamente sexy porque el mito pasaba por ser el objeto de deseo de medio mundo. Y Williams, en la piel de Marilyn, se lo cree.

 

 

 

 

Si la idea que tenemos de Marilyn es la de una mujer espectacular, preciosa, sensual, picara e ingenua ante la cámara, con un don natural para posar o pasearse por la gran pantalla. Y a la vez, de una persona frágil, insegura, temerosa, con numerosas luchas en su interior, con heridas abiertas continuamente, esta película nos lo confirmará. En ese sentido es tópica, pero si es la realidad tampoco podemos reprochárselo. Quiero imaginar que lo que cuenta Colin Clark es cierto al menos en su mayoría, aunque el guión nos suelte algunas frases de esas conocidas, atribuidas a la gran estrella, y que no estoy tan convencido que las acuñara en aquellos días. He de confesar que la película de Simon Curtis me ha sorprendido agradablemente, la ambientación, el tono elegante y romántico a la hora de reflejar en imágenes los entresijos de la comedia “El príncipe y la corista”, la encuentro muy acertada por cuanto plantea unas experiencias humanas vividas por personas que participaron en aquel mítico rodaje.  Pocas estrellas del cine como Marilyn, han provocado tanta literatura, desde Norman Mailer hasta Truman Capote, entre otros, han publicado ensayos, biografías o aproximaciones a su personalidad, .es una experiencia emocional hacia una estrella con un don natural de seducción para la pantalla, la cámara la adoraba, insegura e inestable, indisciplinada y caprichosa, el público amaba el mito, pero ignoró a la mujer que había detrás de su físico, su miedo a la soledad por los hombres que la abandonaron. Y sin embargo, esta figura que fue Marilyn continúa despertando en cada película, su fotogenia que es una irresistible mezcla de ternura, deseo y fascinación. El erotismo surgía por todos sus poros, su sonrisa fue la extraversión misma del deseo. Ya se adivinaba un conflicto entre Marilyn y Arthur Miller, era el tercer matrimonio de Norma Jean Mortenson, una mujer que nunca se sintió estimada como un ser humano. En 1956 la diva y el intelectual marido se plantaron en Londres, a la llamada de Larry, el actor y director shakesperiano, había decidido coquetear con la comedia y el glamour de Hollywood, en los estudios Pinewood. Larry buscaba el estrellato del gran actor, mientras que la estrella buscaba su confirmación de gran actriz. Michelle Williams realiza un trabajo con encanto natural, su forma de comportarse, su mimetismo es asombroso. Simon Curtis en lugar de centrarse en los aspectos de la creación cinematográfica, decide centrarse en los aspectos humanos, en las relaciones de los personajes dentro de la producción. En un romance inocente ilustrado por el "Autum leaves" de Nat King Cole.

 

 

Más allá de lo que los cinéfilos conocemos de Marilyn, y que está reflejado estupendamente en el film, creo que hay cosas íntimas que Colin debió guardar, por lo que significó para él, o así al menos lo parece, y sobre todo para la actriz, quien encontró en Clark, a alguien que podía contemplarla como persona, antes que estrella.

 

 

En mi opinión, la pelicula recrea con acierto el recuerdo, convirtiéndolo en un homenaje a la mujer mas hermosa que ha existido en toda la historia del cine.

 

 

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